El cambio climático, sus efectos y cómo combatirlo son algunas de las mayores preocupaciones de los jóvenes. Lo que ha hecho que salten a la palestra referentes como Greta Thunberg, Vanessa Nakate o Francisco Javier Vera Manzanares, que con sus mensajes ayudan a concienciar de la importancia del cuidado del planeta a los más jóvenes.
Esta nueva generación se adapta a los nuevos tiempos y busca mediante la movilización, redes sociales (Twitter, Instagram, Whatsapp o Telegram) y compromiso, presionar a los gobiernos del mundo para que tomen medidas destinadas a frenar la emergencia climática, tal y como se desprende del informe ‘La emergencia de la nueva generación ecologista juvenil en España desde 2019: el caso de Fridays for Future’, publicado el pasado 12 de agosto por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud.
En este informe ha sido elaborado por los miembros del grupo de investigación JUCLIDES, Juan Carlos Revilla, Alejandro Gonzalo, María Celeste Dávila, Anna Zlobina y Simone Belli, en el marco de las Ayudas a la Investigación del Centro y en él se repasan la historia del movimiento, los discursos ideológicos que lo sostienen, la importancia de las tecnologías digitales en su consolidación y permanencia y su conexión con el grito internacional por la emergencia climática.
«Es indiscutible que el protagonismo ejercido por las recientes generaciones de jóvenes en la sensibilización y en la acción por la emergencia climática es uno de esos esfuerzos globales que debemos reconocer», afirma la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura.
En este documento también se hace mención de las manifestaciones pacíficas que constituían los «Friday for future», que se extendieron por todo el país y que culminaron con la primera huelga climática celebrada el 15 de marzo de 2020. Además, de la adaptación de los activistas a las medidas Covid y el confinamiento, que recurrieron a las redes sociales para extender su mensaje, las cuales tenían «un papel ineludible en la coordinación de acciones, discursos y el fortalecimiento del sentimiento de pertenencia a un grupo, el movimiento se adapta y pervive en modo virtual».
El texto incide en el señalamiento a los jóvenes durante la pandemia y la adaptación de las manifestaciones post confinamiento, adaptadas a las nuevas medidas de restricción «lo que demuestra la ejemplaridad individual y colectiva de unas generaciones a las que se señaló injustamente, como ya se denunció durante el otoño de 2020».
Además, el informe destaca que el «éxito» de estos movimientos juveniles se deben a la intervención de diversos actores y a las esperanzas y expectativas que cada miembro pone en las manifestaciones «La generación de expectativas produce un círculo virtuoso, donde la creencia en la posibilidad de obtener diferentes objetivos como realizar presión política, situar favorablemente una posición u organización política dentro de un movimiento importante, producir una noticia, obtener capital social o participar en una transformación importante, alimenta la participación y el éxito de la convocatoria», tal y como se recoge en el texto.
Por otra parte, el informe destaca la aceptación de las organizaciones ecologistas que ya existen y que están «consolidadas» y que lejos de mirarlos con recelo «da la bienvenida al nuevo ecologismo juvenil y lo incorpora al conjunto de acción del movimiento».
Pero el informe también recoge la introspección del movimiento, que señala a la clase media de alto capital cultural y educativo como el foco de origen de la preocupación por el cambio climático y señala que las movilizaciones juveniles demuestran una similitud estructural y que se puede entender como «un entramado juvenil, una red de relaciones entre jóvenes afines que se vincula no sólo en el activismo, sino también en otro tipo de actividades sociales».
Asimismo el documento recoge que las nuevas corrientes de ecologistas optan en mayor medida por la dinámica asamblearia lo que permite incorporar el consenso, la preocupación por las desigualdades en la participación, el sentir de los participantes y el cuidado mutuo de ellos.
Las nuevas corrientes que luchan por el cambio climático son más sociales
Uno de los aspectos que se repiten dentro del informe es la importancia que las nuevas generaciones otorgan a la integración y comprensión, que ha derivado en la transformación de los marcos discursivos que incluyen el ecologismo «más convencional» pero que se centran en el apartado más «social» y que integra en su seno la igualdad radical de los seres vivos humanos y no humanos.
«Estas relaciones indican que las personas que más se identifican con el colectivo y que mejor percepción tienen de su eficacia como grupo en el logro de sus objetivos son quienes más intención de seguir en el movimiento manifiestan», explica el informe. A su vez a estas variables se suman otras cuestiones organizativas, sociales y emocionales, o incluso morales y éticas.
Los autores determinan que la participación en un movimiento social «depende de variables de muy distinto tipo, algunas más contextuales, organizativas o sociales (eficacia, funcionamiento interno, relaciones sociales), otras más subjetivas y personales, como identificaciones, emociones y valores».