Después de seis días en Sanxenxo regateando con el ‘Bribón’ y disfrutando de la compañía de la Infanta Elena y de algunos de sus íntimos amigos, el Rey Juan Carlos ha abandonado España. Minutos antes de las 10 de la mañana y bajo una lluvia persistente, el Emérito llegaba al aeropuerto de Vigo y, tras despedirse de su hija con un cariñoso abrazo, subía las escalerillas del avión privado que usa en sus desplazamientos para regresar a Abu Dabi con la promesa de que volverá pronto a nuestro país.
A pesar de que se especuló con que el monarca podría hacer una parada en Palma de Mallorca para reencontrarse con el resto de la Familia Real, finalmente no ha sido así y en estos momentos su jet sobrevuela Italia rumbo a Emiratos Árabes, donde tiene fijada su residencia desde agosto de 2020.
Ajeno a la marcha de su padre, y tras unos días repletos de paralelismos porque ambos han disfrutado de una de sus grandes pasiones, la vela, a mil kilómetros de distancia, el Rey Felipe ha continuado con su hoja de ruta prevista y minutos después de que el avión del Emérito abandonase Vigo -y tras protagonizar su primer posado familiar del verano con Doña Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía en la tarde de este lunes- ha reaparecido en el Club Náutico de Palma de Mallorca para participar un día más en la Copa del Rey Mapfre capitaneando el ‘Aifos’.
Relajado y sonriente, el monarca ha llegado al lugar conduciendo su propio coche con atuendo cómodo para la competición: Gafas de sol deportivas, un polo en color blanco y bermudas beige, además de una pequeña mochila en la que llevaba sus enseres. Después de saludar amablemente a varios trabajadores del puerto, Don Felipe se ha reunido con su tripulación y, tras charlar durante varios minutos y dejarnos ver su lado más cercano, ha salido a navegar, demostrando que la marcha de Don Juan Carlos no ha alterado para nada sus planes.