Tras casi ocho horas en el aire, Don Juan Carlos I aterrizaba este miércoles en el aeropuerto de Vigo para disfrutar de unos días en España. Allí le esperaban su íntimo amigo Pedro Campos y su mujer, Cristina Franze, quienes le han acogido de nuevo en su casa.
Durante el día de ayer, el emérito no salió del domicilio y estuvo acompañado en todo momento por sus amistades. Además, sabemos que disfrutó de una mariscada, que llegaba a la casa de Campos a primera hora de la mañana. Como en la última ocasión, Don Juan Carlos llegó con un perfil bajo, sin querer hacer declaraciones, solamente saludando con la mano a los medios de comunicación allí presentes.
Este jueves, pasadas las once de la mañana, el emérito salía de casa de su amigo en el asiento de copiloto y se dirigía al embarcadero del Náutico de Sanxenxo para comenzar con los entrenamientos antes de que comience la regata. Con una sonrisa en su rostro a pesar del mal tiempo, Don Juan Carlos saludaba amablemente a la prensa.
Minutos más tarde llegaba al embarcadero y le hemos visto bajando la escalera acompañado por dos de sus personas de confianza, apoyándose en ellos para no perder el equilibrio. Una vez abajo, el marido de la Reina Sofía ha saludado a todos los allí presentes de manera cariñosa.
De hecho, el emérito ha estado charlando con un grupo de niños que se encontraban en un barco, a los que además de decirles cosas, les ha hecho algunos gestos en señal de que se encontraba bien. Más tarde, ha hecho lo mismo con algunos de sus amigos que le esperaban con alegría.
Finalmente, Don Juan Carlos se ha montado con ayuda de sus personas de confianza en el Bribón para disfrutar de nuevo de un día por las aguas del norte. En su estancia disputará del 28 al 30, una nueva regata de la clase 6mR a la caña del Bribón, esta regata sirve para preparar la regata mundial 6mR que se celebrará en la isla de Wright (Reino Unido) a finales del mes de agosto.