El mítico programa de RTVE, Grand Prix, volvió tras 18 años de ausencia en RTVE y arrasó en audiencia con el 26% de share y 2.600.000 millones de espectadores de todas las edades.
La televisión veraniega llevaba años huérfana de un programa de entretenimiento que reúna a toda la familia delante de la televisión. Desde que hace 18 años RTVE tomase la decisión de fulminar el Grand Prix, muchos han sido los programas de reportajes, cotilleos, películas y series que han tratado de ocupar su lugar, pero ninguno era igual.
La búsqueda de un concurso que rivalizase con Supervivientes, Pasapalabra o el ya o el reeditado Allá Tú, había desterrado a este programa mítico que al igual que Chanquete y Verano Azul, habitaba en las conciencias de todos, menos de los más jóvenes que sólo lo conocían de oídas y que no podían entender por qué sus padres o incluso sus abuelos lo echaban de menos.
Esa larga espera se acabó el lunes 24 de julio de 2023. El maestro de ceremonias, Ramón García, Ramonchu, volvía incombustible y lleno de fuerza para devolver a RTVE un programa que nunca debió salir. Quizás, junto a Cachitos y Viaje al centro de la tele, sean los mejores programas de creación propia y recientes.
Pero el bueno de Ramonchu no estaría sólo. Le acompañaban la streamer, Cristinini, y la actriz Michelle Calvó. Además del animador y experimentalista de las puebas, Willbur.
Colmenarejo (Madrid) y Alfacar (Granada) eran los pueblos elegidos para esta vuelta con honores a las parrillas televisivas. Y es que en cuanto empezó a sonar la sintonía, ese silbido inconfundible, todos, mayores y niños se dieron cita delante de la televisión para presenciar el regreso del programa que marcó a una generación de españoles.
Además, el programa contaba con dos embajadores, uno para cada pueblo. El actor Miguel Muñoz para los madrileños y la polifacética Lolita por parte de los granadinos.
La primera prueba fue un clásico, los troncos locos. Y es que hasta que no empezó no pudimos comprobar lo que echábamos de menos ver a gente vestida de amarillo y de azul corriendo por encima de un rodillo de plástico, mojado, por el que se deslizaban y caían al agua con un salmón en la mano y tras haberse dado un buen trompazo.
Después llegaría el turno de Los Ki-monos, en los que la cama elástica de salida y agarrarse al agujero se les atragantó a los participantes. Luego llegaría Escala como puedas, el Perrito Piloto, la patata caliente y Baloncesto en Pañales.
Para acabar la fiesta con los Superbolos, donde Lolita y el participante de Alfacar nos regalaron momentos únicos. El participante del pueblo granadino fue presentado por Ramonchu y cuando éste le preguntó a qué se dedicaba en la vida, el hombre solo acertó a contestar «Mi ocupación es beber cerveza».
Sus declaraciones eran un preludio de lo que estaba por ocurrir. Lolita, que tampoco acertaba en las indicaciones, no supo guiar al participante, que estuvo más cerca de hacerle un estropicio a Ramón y a la folclore que de acertar a los bolos.
A la fiesta del regreso del Grand Prix sólo le faltó la vaquilla
Todo estaba siendo perfecto en la vuelta del Grand Prix, pero faltaba algo. La vaquilla fue la gran ausente de esta edición, y es que RTVE ya adelantó que no habría vaquilla para no vulnerar la Ley de Bienestar Animal. Sin duda echaremos de menos esas irreverentes presentaciones de Ramonchu y las vaquillas que se daban cuando ser políticamente incorrecto no estaba tan mal visto.
Para esta reedición del programa han contado con la la vaquilla María Fernanda, «la vaquilla que corre, rema y anda». Una persona disfrazada que hará las veces de animador y que tratará de molestar a los participantes en algunas pruebas. Pero no será la única mascota que tenga el programa, también podremos disfrutar de Niko, un T-Rex que asustó a Ramonchu.
El colofón lo pusieron los alcaldes, los embajadores y los consultores con la prueba del Diccionario, otro de los clásicos en los que los participantes tienen que adivinar si la definición que el presentador dice de una palabra es verdadera o falsa.
La primera victoria de esta temporada se la llevó Alfacar, pero lo verdaderamente importante es que los más pequeños ahora saben qué es eso que sus padres añoraban tanto. Y es que el relevo generacional se confirmó, RTVE acumuló el 26 % de la cuota de pantalla y reunió ante sus televisores a más de dos millones y medio de personas.
Igual es que el Grand Prix sí valía y tan solo había que adaptarlo a la modernidad…