En medio de la expectación y la emoción, la película «Tierra de nuestras madres» llega a las pantallas de cine, presentándose como una digna sucesora de la icónica «Amanece que no es poco». Liz Lobato, directora de esta ópera prima, nos invita a un mundo mágico, donde las cabras parecen tener más memoria y sentido común que algunas personas.
La protagonista de esta peculiar historia es Emilia, una mujer criada por una equilibrista y un militar, que desde pequeña soñaba con ser escritora. Sin embargo, su destino la llevó a establecerse en Villacarrizo de La Mancha, donde compartirá su vida con Rosa Palosecas. Pero lo más asombroso es que la narradora de esta fábula es una cabra, Emilia, quien nos sumerge en un cuento de «viejas, burros y cabras», en el que la vieja representa a Saturnino García y la borrica, a la Platera, la preferida de la vieja.
Esta película no solo es una trama ingeniosa y entretenida, sino también un ejercicio premeditado de alteración de códigos cinematográficos. Liz Lobato ha logrado crear una fábula que nos lleva a la España rural, donde la resistencia y la rebelión florecen, y donde la comunidad y la memoria juegan un papel fundamental en la historia de las mujeres que la habitan. La trama se desenvuelve de manera casi heroica, en un contexto marcado por la mediocridad, la inquina y el abuso. A través de la perspectiva de la cabra narradora, la película aborda temáticas profundas y actuales, resaltando la fuerza y la valentía de las mujeres en un entorno desafiante y opresivo.
«Tierra de nuestras madres» se destaca por su ingenio y atino en el guion, logrando capturar la atención del espectador desde el primer momento. Además, su inteligencia y brillantez reflejan el talento de Liz Lobato como directora y guionista, quien ha conseguido crear una historia con una visión única y refrescante del cine español. La película se adentra en el corazón de la España rural, mostrando la realidad de comunidades que luchan por preservar su identidad y tradiciones en un mundo en constante cambio. A través de personajes entrañables y una narrativa cautivadora, «Tierra de nuestras madres» nos enseña el poder de la unión y la resistencia en la búsqueda de un futuro mejor.
«TIERRA DE NUESTRAS MADRES» DEVUELVE A LA PANTALLA A SATURNINO GARCÍA
El reparto, encabezado por actores talentosos, da vida a los personajes con una naturalidad y carisma que complementa perfectamente el tono de la película. Cada interpretación se suma a la magia de la historia, dejando una huella imborrable en la audiencia.
Es innegable que «Tierra de nuestras madres» es un soplo de aire fresco en el panorama cinematográfico. Su enfoque felizmente rebelde y su capacidad para transmitir un mensaje profundo a través de un relato entretenido la convierten en una película imprescindible.
Esta película devuelve a las pantallas a Saturnino García, que interpreta a Rosario en esta obray que lleva casi todala vida como secundario de lujo,la mayoría le descubrimos con su sorprendente papel en Justino, un asesino de la tercera edad (Santiago Aguilar Alvear y Luis Guridi, 1994), con el que ganó el Premio Goya al actor revelación. Desde entonces ha seguido siendo un rostro habitual en numerosas películas y en la serie Cuéntame.
En conclusión, la llegada de «Tierra de nuestras madres» a las salas de cine es una celebración del talento creativo y de la diversidad de historias que pueden ser contadas en la gran pantalla. Liz Lobato ha logrado cautivar a la audiencia con una película divertida, conmovedora y llena de significado. Esta obra maestra del cine español merece el reconocimiento que está recibiendo y promete dejar una marca imborrable en el corazón de todos los que la vean.