El reactor nuclear cuatro de la planta de Chernobyl, en Ucrania, provocó la mayor fuga radiactiva descontrolada de la historia el 26 de abril de 1986. Esta explosión causó 116.000 evacuados.
La desocupación de la zona también conllevó el sacrificio de cientos de animales para que la radiación no se extendiera pero, 40 años después, se estima que aún quedan más de 800 perros y gatos callejeros en las cercanías. Muchas especies domésticas y silvestres experimentaron mutaciones. Por ello, un estudio tomó muestras de 302 perros con el objetivo de analizar su material genético. La investigación reveló que el perfil genético de los caninos de aquella zona, es diferente a cualquier otro. Así mismo, múltiples aves lograron adaptarse a la radiación.
Se descubrió que estas aves, experimentan altos niveles de antioxidantes, lo que reduce los daños por exposición. En cuanto a las ranas, experimentaron un cambio en su color. Se cree que es un mecanismo de protección. Y, también afectó a las arañas, las telarañas en Chernobyl son inusuales, desordenadas e irregulares, con agujeros extensos y sin un patrón claro.