El historietista y dibujante Francisco Ibáñez, creador del cómic ‘Mortadelo y Filemón’, ha muerto este sábado por la mañana a los 87 años de edad.
La editorial Penguin Random House ha lamentado su muerte en un tuit, en el que ha reivindicado a Ibáñez como «la figura más importante del cómic español».
«Nos deja el enorme legado de su lucidez, sentido del humor y más de 50.000 páginas con personajes memorables que han hecho felices a un gran número de lectores», ha añadido.
Un legado inolvidable
Nacido el 15 de marzo de 1936 en Barcelona, Francisco Ibáñez Talavera descubrió su pasión por el dibujo desde temprana edad. En sus años de juventud, encontró inspiración en el mundo del cómic y el humor gráfico, tomando influencia de grandes maestros como Francisco Tora, y creando su propio estilo distintivo. Sin embargo, el camino hacia el éxito no fue fácil para el joven Ibáñez.
En 1957, con tan solo 21 años, Ibáñez publicó su primera obra importante, «El botones Sacarino», una tira cómica que seguía las andanzas de un singular botones de hotel. Esta serie fue el punto de partida de su carrera y sentó las bases para lo que vendría después. Pero sería en 1958 cuando su fama explotaría gracias a la creación de «Mortadelo y Filemón», su obra cumbre y una de las más queridas por los lectores.
El dúo de agentes de la T.I.A. (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), Mortadelo y Filemón, se convirtió en todo un fenómeno de la cultura popular en España. Las divertidas y disparatadas aventuras de estos dos personajes se ganaron el corazón de grandes y pequeños, y su popularidad no hizo más que crecer con el tiempo. Las historias repletas de humor y sátira social, combinadas con el talento para la caricatura de Ibáñez, aseguraron el éxito rotundo de la serie.
A lo largo de su carrera, Francisco Ibáñez creó otras inolvidables obras, como «13, Rue del Percebe», donde con ingenio e ironía retrataba la vida cotidiana en un edificio de vecinos con situaciones hilarantes en cada viñeta. También debemos mencionar «Rompetechos», un personaje entrañable y desafortunado que protagonizaba situaciones cómicas por su miopía extrema.
El estilo inconfundible de Ibáñez, lleno de detalles, expresiones exageradas y un trazo limpio, hizo que sus personajes fueran reconocibles a primera vista. Sus habilidades para contar historias cortas y mantener el interés del lector durante décadas son dignas de admiración.
A lo largo de su carrera, Ibáñez fue galardonado con diversos premios y reconocimientos. Su contribución al mundo del cómic fue inmensa y dejó un impacto duradero en la industria del entretenimiento. A pesar de su éxito, Ibáñez siempre se mantuvo humilde y cercano a su público, algo que contribuyó a su conexión con los lectores.
El legado de Francisco Ibáñez trasciende generaciones. Sus obras han sido adaptadas a películas, series de televisión y obras de teatro, llevando la magia de Mortadelo, Filemón y otros personajes a nuevas audiencias.