Hoy, nos aventuramos a prescindir del ingrediente estrella del salmorejo cordobés, el pan, y creamos una nueva versión de esta deliciosa receta. El resultado es un salmorejo sin gluten, perfecto para aquellos que padecen celiaquía o siguen una dieta de control de peso. A pesar de esta adaptación, la consistencia cremosa y suave, así como el sabor inconfundible, se mantienen intactos. ¿Quieres descubrir cuál es el secreto detrás de esta innovación culinaria?
1El primer truco: tomates carnosos y el drenaje adecuado
El primer paso fundamental para elaborar esta versión sin pan del salmorejo es seleccionar tomates de pulpa carnosa y baja cantidad de agua. Una vez que los tenemos, los lavamos y secamos minuciosamente. A continuación, los cortamos en octavos y espolvoreamos con media cucharadita de sal, removiendo bien. Luego, colocamos los tomates troceados sobre un colador amplio y este, a su vez, sobre un cuenco. Permitimos que los tomates escurran durante aproximadamente 10-15 minutos o hasta que hayan liberado la mayor parte de su contenido líquido. Podemos ayudar el proceso presionándolos suavemente de vez en cuando y removiendo el colador.