El director de la Fundación Antonio Gala y sobrino del escritor, José María Gala, ha agradecido este lunes «el cariño» de los «centenares de cordobeses», tanto representantes públicos como ciudadanos, que están visitando la capilla ardiente, instalada en la sede de la fundación, para darle el último adiós al dramaturgo, novelista, poeta y ensayista Antonio Gala, fallecido este domingo a los 92 años de edad.
En declaraciones a los periodistas tras la apertura de la capilla ardiente, que permanecerá abierta hasta las 17,00 horas, el director de la fundación ha puesto en valor que la cantidad de personas que llegan a despedirse del autor da «una medida bastante objetiva del cariño que todo el mundo ha tenido a Antonio desde siempre».
En este sentido, ha proseguido el sobrino del escritor, «se ha ido el hombre, pero el escritor se queda con nosotros porque, efectivamente, su obra está aquí con nosotros», y ha adelantado que «hay obra no editada que posiblemente vea la luz pronto».
«En el caso de Antonio Gala, además, nos ha dejado a todo el mundo, a toda España, a toda Andalucía y también a Córdoba, su fundación, que sigue muy viva y va a seguir muy viva, que se despierta todas las mañanas, se alimenta y acoge y seguirá acogiendo a centenas de jóvenes creadores de todo el mundo que vendrán aquí a tener una oportunidad», ha dicho.
En lo que va de mañana han sido «varias decenas de escritores, artistas y músicos» los que se han acercado a la capilla ardiente tras haber pasado por la fundación en los últimos 21 años. Además, «a mediados de junio, vamos a hacer las entrevistas personales para seleccionar al grupo de jóvenes creadores que será la promoción número 22 de esta fundación», ha comentado el director.
José María Gala ha confirmado que las cenizas de su tío se depositarán en la fundación, «porque es lo que pidió él», en un «acto íntimo» y junto a «las cenizas de otra persona que Antonio guardaba en su casa desde hace muchísimos años». La ceremonia de despedida de esta tarde contará con la lectura de un poema del escritor por parte de un residente y palabras en nombre de la familia y de la fundación, todo ello antes de salir el cuerpo para ser incinerado.
Con su primera novela, ‘El manuscrito carmesí’ (1990), Antonio Gala ganó el Premio Planeta. A ésta le siguieron ‘La pasión turca’ (1994), ‘Más allá del jardín’ (1995), ‘La regla de tres’ (1996), ‘Las afueras de Dios’ (1999), ‘El imposible Olvido’ (2001) y ‘Los invitados al jardín’ (2002).
Posteriormente, publicó ‘El dueño de la herida’ (2003) y ‘El pedestal de las estatuas’ (2007). ‘Granada de los Nazaríes’ o ‘Andaluz’, ambos de 1994 y la publicación de recopilaciones como ‘Córdoba de Gala’ (1993) son fruto de su interés por la cultura andalusí, de la que se sentía partícipe.
En su obra poética se encuentran libros publicados a una edad temprana, ‘Enemigo íntimo’, y otros mucho más cercanos en el tiempo: ‘Poemas cordobeses’ (1994), ‘El águila bicéfala: Textos de amor’ (1994), ‘Poemas de amor’ (1997) y ‘El poema de Tobías desangelado’ (2005).
Además del Premio Adonais, del Planeta y del Calderón de la Barca ha recibido, entre otros, los siguientes galardones: Premio Ciudad de Barcelona 1965; Premio Foro Teatral 1971; Premio Nacional de Literatura, Premio del Espectador y Premio de la Crítica de 1972; Premio Quijote de Oro 1972-73; Premio Antena de Oro y Premio Mayte de 1973; Premio Nacional de Guiones 1973 y Premio Medios Audiovisuales 1976.