La falta de información, el desconocimiento profesional y los prejuicios son algunas de las barreras que encuentran, actualmente, las mujeres con discapacidad en España para el ejercicio de sus derechos sexuales y para ser madres, según un estudio elaborado por el Observatorio Estatal de la Discapacidad (OED), del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, titulado ‘El discurso de las mujeres con discapacidad en torno al ejercicio de la maternidad y su derecho a formar una familia’.
«Los esfuerzos realizados para la inclusión social y el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad han ido dirigidos hacia el espacio público, principalmente en el ámbito educativo y al mercado de trabajo. Sin embargo la esfera de la vida personal, relacionada con el desarrollo del ciclo vital, el acceso y ejercicio de la afectividad, la sexualidad y la posibilidad de la reproducción, han sido cuestiones que han quedado vetadas por los prejuicios», señalan los autores del estudio, que recoge las voces de 34 mujeres con distintos tipos de discapacidad física o intelectual.
El informe concluye que, a día de hoy, «muchas veces» existe una «conculcación» de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres con discapacidad, «particularmente en lo que se refiere al derecho a la información y a la reproducción, custodia legal de los y las hijas en caso de divorcio o en contextos de violencia, adopción u otras formas de acogida social, así como en la utilización de la reproducción asistida».
A esta discriminación se suma, según el estudio, especialmente en el caso de mujeres con discapacidad física severa, el hecho de que «con frecuencia el personal sanitario implicado desaconseja casi sistemáticamente sus embarazos por considerarlos de alto riesgo, ocultando su desconocimiento profesional para tratar una mujer con discapacidad en esta situación».
También apunta que hay una concepción, entre el personal sanitario, de mujeres con discapacidad como «asexuadas, con menor credibilidad y la herencia de la discapacidad por parte del hijo o la hija».
Además, el estudio revela que las mujeres con discapacidad se enfrentan a otras barreras como «la falta de respeto y prejuicios de la sociedad hacia la maternidad de las mujeres con discapacidad, la falta de acceso a los servicios de salud apropiados, la falta de oportunidades educativas y empleo, y la falta de apoyo financiero».
«Tenemos derecho a tener hijos si queremos y con la información que realmente se nos dé, que cada vez tiene que ser más», opina una de las mujeres con discapacidad participantes en el estudio, al tiempo que otra reconoce que no les dan información para que no se planteen ser madres. «Es una traba inmensa, porque si tú no preguntas, si tú no vas o si tú no tienes alguien a tu alrededor que te informa, pues no lo sabes», señala.
«Los padres de chicas con discapacidad intelectual o con síndrome Down tienen miedo a que hagamos el amor y hagamos una tontería», comenta otra de las participantes, mientras una cuarta cuenta su experiencia como madre y los prejuicios que se encontró. «Es gente que a lo mejor el primer día alucinaba al verme e ir con mis hijas al colegio y ahora lo ve de una manera absolutamente normal», asegura.
A la luz de los resultados y de las propias demandas de las mujeres, el estudio propone algunas recomendaciones para la acción política. Entre otras, destacan: poner en marcha campañas de concienciación para desterrar los estereotipos; impulsar acciones formativas dirigidas a los profesionales de la salud; garantizar la accesibilidad de los servicios de atención a la salud sexual y reproductiva, así como del instrumental médico utilizado, como camillas de exploración ginecológica, aparatos de mamografías, biberones con asas o cochecitos de bebés para acoplarlos a una silla de ruedas; y mejorar la ayudas en el acceso al cuidado infantil.
«Es importante que las mujeres con discapacidad reciban el apoyo adecuado para ayudarlas a navegar la maternidad con éxito. Se han desvelado prácticas de maternaje y los mecanismos de resistencia que ejercen algunas mujeres con discapacidad, para acceder a la experiencia de maternidad que socialmente les ha sido negada», subrayan los autores del documento.