El acusado de haber matado a un hombre en Linares (Jaén) por una deuda de 300 euros, ha reconocido ante el tribunal con jurado que le juzga en la Audiencia de Jaén que se peleó con la víctima, pero que cuando se vieron sangrando, ambos pararon y él lo dejó con vida en el descampado donde se había enfrentado. «Me peleé sin palo. Los dos nos asustamos y paramos», ha dicho el acusado a preguntas del Ministerio Fiscal.
El acusado ha reconocido que acudió en busca de la víctima «irritado» porque a pesar de ser «amigos» le había robado 300 euros de su casa, donde se lo llevó para evitar que durmiera en la calle tras una pelea con su mujer.
Ha declarado que se conocían porque ambos eran toxicómanos y coincidían en los fumaderos donde consumían. Ha admitido que la pata de la mesa que apareció con rastros de sangre de la víctima lo cogió para «asustarlo», pero que lo dejó en el suelo y que se agarraron a golpes.
«Yo no le golpeé en ningún momento con el palo, yo no lo quería matar», ha dicho el acusado en su declaración. De hecho, la defensa ha incidido en que la víctima, tras la paliza, fue capaz de recorrer 3,7 kilómetros a pie para llegar a su casa donde su familia pidió asistencia sanitaria.
No obstante el personal médico que se presentó en el domicilio no requirió en un primer momento su traslado, hasta que finalmente, con el bazo roto y tres costillas fracturadas, una de ellas le perforó el pulmón, fue ingresado de urgencia en la UCI donde fallecería cuatro días después.
El Ministerio Fiscal reclama inicialmente que se le imponga una condena de 22 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento.
Los hechos, según el escrito de calificación provisional al que ha tenido acceso Europa Press tuvieron lugar el 4 de agosto de 2021 cuando el acusado se personó en la caravana abandonada donde se encontraba viviendo la víctima para reclamarle 300 euros, cantidad, que según el acusado le debía porque le había quitado el dinero de su propia casa.
El acusado, según el relato de Fiscalía arrancó la pata de una mesa que se encontraba en el exterior y «le asestó un golpe sorpresivo que le hizo caer desplomado en el suelo». El acusado aprovechó esta circunstancia y «comenzó a golpearlo reiteradamente con tanta virulencia hasta que le faltaron las fuerzas al propio agresor, golpeando con la pata de madera, con los puños y dando patadas», todo ello sin que la víctima «pudiera defenderse».
El acusado llegó incluso a abandonar el lugar, pero «volvió inmediatamente y propinó varios golpes a la víctima que yacía en el suelo envuelto en un charco de sangre». Pese a la gravedad de las heridas, la víctima acabó ingresando en el Hospital San Agustín de Linares, pero falleció cuatro días más tarde ante la gravedad de las múltiples lesiones.
Según la autopsia, los golpes le ocasionaron una lesión en región torácica postero-lateral izquierda, con intenso infiltrado hemorrágico en planos profundos, varias fracturas costales que laceraron el pulmón izquierdo y provocaron rotura esplénica, lo cual determinó una gran pérdida de sangre. La lesión del pulmón le ocasionó una neumonía y posterior shock séptico.
Además, de los 22 años de cárcel que solicita el Ministerio Fiscal, en concepto de responsabilidad civil, Fiscalía pide que se le condene a indemnizar a la esposa del fallecido en 95.000 euros, 135.000 euros para cada uno de los hijos, y 20.000 euros para cada uno de los seis hermanos.
También la acusación particular ha calificado los hechos de asesinato, mientras que la defensa mantiene que el acusado «no tuvo intención de matar» y que el resultado hubiera sido diferente si la víctima hubiera recibido una atención médica adecuada desde el primer momento.