El Sevilla FC afronta este jueves la ida de las semifinales de la Liga Europa ante la Juventus, una eliminatoria que puede meter a los hispalenses en su séptima final del torneo, algo impensable antes de la llegada de José Luis Mendilibar al banquillo de Nervión.
Solo han pasado nueve partidos desde que Mendilibar fichara por el Sevilla tras la destitución de Jorge Sampaoli. En ese momento, el Sevilla se encontraba inmerso en cuartos de final, con cita ante el Manchester United, y 14º en la clasificación de LaLiga Santander tan solo dos puntos por encima del descenso. Ahora, menos de dos meses después, el equipo ha certificado virtualmente la permanencia en la competición doméstica y es semifinalista de Liga Europa tras dejar en la cuneta al gran favorito.
«La clave es la sencillez. No pido cosas raras. Hablo y se me entiende. Soy así desde que empecé en Regional, siempre, sencillo y directo», fueron las palabras de Mendilibar tras eliminar en una noche histórica en el Sánchez-Pizjuán al United. Y nada más lejos de la realidad, el cambio que ha experimentado el Sevilla en su juego se basa en el pragmatismo del juego: el Sevilla no toma riesgos en la salida de balón, y en ataque aprovecha la profundidad de sus bandas y la eficacia en el remate de su hombre gol, En-Nesyri.
Los números desde la llegada de Mendilibar al Sevilla son sobresalientes. En los nueve partidos que ha dirigido, los andaluces han ganado seis, empatados dos y solo han caído derrotados ante el Girona FC. Un 67% de victorias y 11% de derrotas que contrasta con el 34% de triunfos y 44% de partidos perdidos cosechado por el Sevilla antes de su llegada esta temporada. Además, los registros goleadores del equipo de Nervión han aumentado de 1,3 goles por encuentro a 1,9, mientras que los goles en contra han bajado de 1,4 tantos a 1 por partido.
La fórmula del éxito de Mendilibar se reduce a lo simple del fútbol. El Sevilla ha renunciado a ser el equipo que lleve el peso del partido, ahora es un equipo más ordenado y que se expone menos en ataque, buscando más la salida a la contra para aprovechar la velocidad de sus atacantes. Han pasado de tener una media de un 56% de la posesión de balón a un 44%. Ahora, el equipo de Mendilibar es mucho más vertical que antes, con un promedio de 2,9 pases por posesión desde la llegada del preparador vasco por los 4,7 de antes de su llegada.
En cuanto al modo de llegar al gol, el Sevilla actual juega más por banda, buscando en mayor medida los centros laterales, con Ocampos y Acuña como principales estandartes. Antes de la llegada de Mendilibar el conjunto hispalense promediaba 20,9 centros por partido, mientras que ahora lo hacen 26,1 vez de media cada encuentro. Además, el buen momento goleador de En-Nesyri, 5 goles desde la llegada del nuevo técnico, ha hecho que la eficacia de cara a puerta del equipo aumente un 4%.
Pero si un aspecto ha mejorado el entrenador vasco es el defensivo. El Sevilla era hasta su llegada el cuarto equipo de la Liga que más goles concedía tras un error individual propio (5), estando inmaculado en este apartado desde que Mendilibar se puso a los mandos del equipo. Ahora el Sevilla no se complica a la hora de sacar el balón desde atrás, minimizando los errores de una defensa que sufría cuando el rival le presionaba arriba.
Cambios simples, pero muy significativos que han llevado al Sevilla a pelear por la que sería su séptima Europa League y luchar por puestos europeos en la Liga. Una metamorfosis futbolística que alegra a los más puristas del juego. Porque Mendilibar y su Sevilla están demostrando que, a veces, lo más simple es lo mejor.