Cuando el terror adolescente estaba de moda: así eran los míticos libros de Pesadillas

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Los libros que leías cuando eras pequeño, como Pesadillas, seguro que tienen un lugar muy especial en tu corazón. Y eso es algo normal teniendo en cuenta que en aquellos tiempos no existían ni las redes sociales llenas de entretenimiento de consumo rápido ni millones de vídeos de YouTube con los que pasar las horas muertas.

Unos libros que, al tratarse de una de las formas de ocio más importantes en aquella época, estaban muy cuidados y además existía una gran variedad de opciones entre las que elegir. Más allá de la colección que te acabamos de comentar, Pesadillas, era posible echar mano de otros libros muy conocidos como las aventuras de ¿Dónde está Wally?, los libros del Barco de Vapor, Elige tu Propia Aventura y sus diversos finales distintos…

Pero regresando a la obra Pesadillas, ¿qué es lo que la convertía en algo tan especial? Te damos algunos de los detalles que definieron a la obra creada por el norteamericano R.L. Stine.

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Las portadas de Pesadillas

Muchos juzgan a los libros por su portada. Y si bien es un error en el 99% de los casos, en la obra global de Pesadillas es algo bastante certero.

¿Y por qué? Pues porque el papel que jugaban en estos libros la portada era fundamental. Y la razón es que Pesadillas se diferenciaba del resto de libros de su misma época en este sentido porque sus portadas eran fluorescentes y brillaban en la oscuridad. Un reclamo que si bien puede parecer menor hoy en día, en su día era una seña de identidad muy significativa y un reclamo de venta en toda regla.

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