Todavía en una nube y reconociendo que todo salió como había soñado en su pedida de mano con Íñigo Onieva, Tamara Falcó ha reaparecido en ‘El Hormiguero’ y, con una inmensa sonrisa que refleja su felicidad a dos meses de su boda, ha presumido de la exclusiva pulsera que le ha regalado la familia de su prometido y ha contado alguna anécdota de su fiesta de compromiso.
Orgullosa, la marquesa de Griñón ha presumido ante las cámaras de la joya; una espectacular pulsera rígida elaborada en oro con rubíes engarzados y un mensaje muy especial que la hija de Isabel Preysler ha revelado emocionada: «La ha hecho el tío de Íñigo que es escultor. Está hecha a mano. Son rubíes, que resulta que es la piedra del amor y yo no lo sabía» ha confesado.
En total, nueve piedras preciosas que simbolizan a los hermanos de Tamara. «Han puesto un rubí por cada hermano que tengo. Somos en total nueve, cuatro por parte de padre y otros cuatro por parte de madre. Me ha parecido un detallazo» -Manolo, Xandra, Duarte y Aldara Falcó, y Chabeli, Julio José y Enrique Iglesias, además de Ana Boyer- ha explicado.
Además de revelar el mensaje oculto de su pulsera y mostrarla públicamente por primera vez, la socialité también ha contado alguna de las anécdotas que protagonizaron su pedida de mano. En primer lugar, la puntualidad de su futura familia política, «que no es la de los Preysler». «La puerta ya sonaba a las 21.01 por los Onieva. Yo bajé a los cinco minutos, mi hermana Ana llegó media hora tarde y mi madre cuando pudo. Se me hizo eterno» ha admitido con una sonrisa, asegurando que pese a que estaban «muy nerviosos», hubo «muy buen rollo desde el principio» entre ambas familias.
Una fiesta de compromiso en la que Íñigo llevó a unos «cocteleros», en la que bebieron vino ‘Marques de Griñón’ en homenaje a su padre, Carlos Falcó, en la que hubo discursos -algo que les encanta a los Falcó- y en la que tampoco faltó la actuación en directo de un grupo de rock: «Hubo musicón por sorpresa. Se metió un grupo en casa y no lo sabía ni mi madre. Todo el mundo se echaba la culpa, pero fueron Íñigo y mi primo Álvaro».
Sin revelar ningún detalle del menú que preparó al detalle para sus invitados, Tamara sí ha confesado uno de los ‘inconvenientes’ que se encontró cuando organizó la fiesta; y es que eran 25 personas «un número bastante nefasto porque las vajillas son de 12 en 12». Gracias a su madre, «que vale la pena mencionar que tiene una habitación de vajillas» encontró los platos perfectos para su pedida: «Unos pintados a mano, todos diferentes. Eran del tío Miguel (Boyer), auténticas joyas».
Escueta en palabras a su llegada a casa tras ‘El Hormiguero’ porque estaba hablando por teléfono, la marquesa de Griñón nos ha dejado ver su pulsera de oro y rubíes, una joya muy especial que no se ha quitado de la muñeca desde que la familia de Íñigo se la regaló hace casi una semana.