La escritora Elísabet Benavent (Valencia 1984) regresa a las librerías con ‘Cómo (no) escribí nuestra historia’, un novela en la que la autora lo cuestiona todo. Una historia en la que «la verdad (no) es solo aquello que queremos creer».
Tras vender más de cuatro millones de libros, publicar 23 novelas y contar con tres adaptaciones de sus obras en la pequeña pantalla, ‘Cómo (no) escribí nuestra historia’ pulula por las andanzas de Elsa Benavides’, una escritora de éxito con una crisis creativa y una obsesión: matar al personaje que la catapultó al éxito.
Así arranca la nueva historia de Benavent, en el que la escritora comparte iniciales y trayectoria vital con su protagonista, pero se niega a desvelar si es su ‘alter ego’ o fruto de un enredo.
«Cualquier persona podría pensar que soy yo. El lector tendrá que decidir lo que se cree y lo que no», ha explicado la autora en el marco de la II Jornada de Series de Ficción Espóiler en la Universidad Nebrija, donde no ha ocultado los nervios por el lanzamiento de su nueva obra.
«Al principio como no me jugaba nada, todo lo que pudiera pasar era bueno. Ahora tienes el miedo de decepcionar al público fiel que te ha estado leyendo todos los libros, miedo a haberte equivocado, a haber seguido una idea que pensabas que era correcta», ha explicado.
Benavent cuenta con un ‘alter ego’ en las redes a la que ha bautizado como Beta Coqueta, que cuenta con 419.000 seguidores y, a pesar de ser una influencer, asegura que no le afecta lo que se diga de ella. «Intento no creerme ni las malas críticas ni las buenas, porque es terrible estar pensando continuamente en el público que te va a leer y en sus opiniones», ha admitido. Aunque reconoce que se encarga personalmente de contestar a sus seguidores. «Lo leo todo. Invierto muchas horas al día en redes sociales, lo que pasa es que llega un momento en el que, de algún modo, tienes que parar».
Procura, no obstante, que no surja una brecha «inalcanzable» entre Benavent y Beta Coqueta. «Si la persona que proyectas en redes sociales es muy diferente a quién eres en realidad, crece la infelicidad y la frustración, por ello, intento que se me vea como soy, natural», ha indicado.
Y es que considera que, «en esta era, manejar las redes sociales es cómo manejar queroseno». «Debemos tener mucho cuidado con lo que publicamos porque puede llegar a gente muy joven, que todavía está formando su propio criterio», ha considerado.
Elísabet Benavent creció inventando cuentos, pero fue su hermana la que le despertó su afición por la lectura. «La casa de mis padres estaba llena de libros. Ellos siempre han pensado que si tienes acceso a la lectura, es más fácil que sientas curiosidad. Son grandes lectores, pero lo de mi hermana ya es una exageración. Es una caníbal y fue ella la que supo dirigir mi curiosidad hacia los libros adecuados». Su primera recomendación fue ‘La historia interminable» y Benavent reconoce que ese libro le marcó su vida.
Durante mucho tiempo alternó la autoedición de libros en internet con el trabajo en una oficina. Con seis libros publicados y a las puertas del séptimo decidió apostar todo a la escritura. «Me di cuenta de que todos los planes de promoción de ese séptimo libro no eran compatibles con mi vida en la oficina. Lo consulté con la editorial y fueron ellos los que me dijeron: ahora sí, ahora es el momento de dar el salto».
A pesar de ser la abanderada de las novelas románticas ella es de las que consideran que el «amor se ve, no se escucha» y procura tratar en sus novelas la idea del amor sano. «Se ha instalado en nuestro ideario común cierto romanticismo que ha idealizado relaciones tóxicas. Por ejemplo, estas personas que dicen es que si tiene celos te quiere. He intentado que todo eso quede fuera de mis libros«.
Consciente de que no posee la fórmula secreta del éxito, cree que es «una conjunción de suerte y tesón» y solo se atreve a dar consejos para escribir y terminar una novela. «Tienes que ponerte en duda constantemente y, sobre todo, tener a alguien cerca en quien confiar para que te sirva de lector cero», ha reconocido.
Lectora compulsiva, no se atreve a recomendar una novela, prefiere recomendar autores. «Por ejemplo, en novela negra, Javier Castillo, César Pérez Gellida, Santiago Díaz, Mikel Santiago. Me encantan las novelas de Máximo Huerta y, por supuesto, no puedo olvidar autoras como Espido Freire, María Oruña, Dolores Redondo, Luz Gabás o Alice Kellen, en novela romántica. Creo que ahora mismo tenemos un montón de autores españoles que escriben auténticas maravillas para llevarnos, desde el sofá, a cualquier punto del planeta», concluye.