La miel se viene utilizando desde la antigüedad como ingrediente medicinal debido a sus propiedades antiinflamatorias y antibacterianas.
Además, comer miel protege el organismo del daño oxidativo de los radicales libres, reduce los niveles de colesterol y de triglicéridos, así como, ayuda a regular el tránsito intestinal. Sin embargo, aunque se puede ingerir diariamente, los expertos aconsejan un consumo moderado de este alimento dado que tiene un alto contenido en calorías y puede aumentar los niveles de azúcar en la sangre. Asimismo, señalan que una cucharadita pequeña puede ser de gran ayuda para prevenir y aliviar los síntomas de algunas enfermedades.