La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Granada ha condenado a cuatro años y medio de prisión a una mujer de 48 años que intentó matar al padre del que era su compañero sentimental en el piso en el que convivían en Granada capital, introduciéndole la cabeza en una bolsa de plástico para que se asfixiara, tras reconocer ella este lunes los hechos en el marco de un acuerdo de conformidad entre las partes.
La condena es firme, como ha declarado el presidente del tribunal ‘in voce’, tras renunciar las partes, incluida la acusación particular que ha ejercido la víctima, a recurrir la sentencia, que da por probado, en los términos que expresaba la Fiscalía, que pedía inicialmente nueve años de prisión para la procesada, que le dijo al padre de su pareja «te tengo que matar».
El padre tenía 71 años en el momento de los hechos, la noche del 14 de febrero de 2022, siendo el propietario del inmueble, en el que no se encontraba el hijo. A la procesada, nacida en Nicaragua y en prisión provisional desde el día después de los hechos, cuando también le fue dictado un decreto de expulsión, se le ha aplicado la circunstancia agravante mixta de parentesco, y no ha sido condenada por el delito de hurto, ilícito este último que no existió y por el que la Fiscalía interesaba el pago de una multa de 600 euros.
No se podrá acercar a menos de 300 metros ni comunicarse durante diez años con el denunciante, que, según los términos en que expuso los hechos la Fiscalía en su escrito de conclusiones provisionales, se dirigía aquel día a la cocina a «dejar su plato de la cena» cuando, «sorpresivamente» y «con ánimo de acabar» con su vida, ella le introdujo la cabeza en la bolsa de plástico «propinándole rodillazos a la altura de las costillas y golpes en el rostro».
No lo logró, por lo que la condena es por tentativa de homicidio, en tanto el denunciante rompió con las manos la citada bolsa. Posteriormente, el denunciante consiguió escapar a casa de unos vecinos, donde acudieron hijos y familiares, entre ellos la pareja de la ahora condenada, el cual manifestó a los agentes de Policía Nacional que se personaron en el lugar que su padre y la procesada tenían «problemas de convivencia».