Da la sensación de que no corren buenos tiempos para el cine de superhéroes. O, al menos, para los últimos estrenos relacionados con el universo inspirado en DC Cómics. Si hace no demasiado fue Black Adam la cinta que se estrenó en taquilla, incluso contando con la presencia habitualmente exitosa de Dwayne “The Rock” Johnson, ahora le ha tocado el turno a otro personaje de su mismo franquicia, por así decirlo (ambos personajes han ido siempre de la mano en los cómics). Hablamos, cómo no, de Shazam 2.
Los malos resultados, reconocidos ya por los responsables de la película, han sorprendido a propios y extraños, al menos hasta cierto punto. Hay que tener en cuenta que la primera parte de Shazam se estrenó hace no tanto y con la pandemia a la vuelta de la esquina, en 2019, y recaudó nada más y nada menos que la friolera de 365 millones de dólares. Toda una sorpresa, más aún valorando que el personaje, si bien es uno de los más veteranos del mundo de las viñetas, tampoco a día de hoy cuenta con la repercusión de héroes como Batman o Superman.
Shazam 2, ¿la prueba del comienzo del fin del cine de superhéroes?
Aunque tal vez todavía sea pronto para analizar en profundidad por qué Shazam! la ira de los dioses no ha estado al nivel de la original, al menos en lo que a resultados económicos se refiere, ya han surgido las primeras hipótesis. Comenzando por quienes dan por hecho que no son las películas de superhéroes en sí mismas las que están heridas de muerte, sino las secuelas. Una teoría que no parece convencer a todo el mundo, pero que explicaría algunos de los últimos descalabros dentro del género. Claro, que también en este sentido sería importante plantearse si Black Adam es una nueva licencia como tal. De serlo, que sería lo más lógico, chocaría frontalmente con esta explicación.
Hay que tener presente, además, que tanto para Warner Bros. como para DC, la secuela de Shazam resultaba realmente importante. Tanto es así, que incluso se tomaron la molestia de cambiar la fecha de su estreno para que esta no coincidiera en las salas de cine con ninguna otra película de superhéroes que pudiese dividir a su público potencial. Esto es, Ant-Man y La Avispa: Quantumania. También se hicieron todos los esfuerzos necesarios para esquipar el regreso de Avatar. Pero, a juzgar por los resultados, nada de eso ha llegado a ser suficiente.
El hundimiento de Shazam y la culpa de Dwayne Johnson
Por mucho que se diga que es el público quien al final tiene la última palabra, está más que demostrado que no siempre es así. Y menos cuando se trata de una industria que mueve tantísimos millones al año como la de Hollywood. En realidad, sería mucho más preciso y acertado garantizar que existen muchos elementos que pueden terminar por influir en el éxito o en el fracaso de una película.
Lo que no es del todo habitual es que sea un actor quien resulte determinante. Al menos, no un actor que ni siquiera aparece en el estreno en cuestión. Nos referimos, está claro, a Dwayne Johnson. La veterana estrella de la lucha libre norteamericana suele ser un auténtico Rey Midas en los que a proyectos cinematográficos se refiere, pero no sucedió así con una de sus últimas apuestas: Black Adam. Algo que pareció afectar especialmente al veterano intérprete, quien en un primer momento se negó a reconocer el resbalón en taquilla. Desde el estreno de la cinta, sus tiras y aflojas con DC y Warner Bros. han sido del dominio público, y da la sensación de que Shazam 2 está muy, muy lejos de traer consigo la paz.
Más bien, al contrario. Desde Hollywood apuntan a que Dwayne Johnson ha querido imponer su fuerza en el universo de DC, tomando decisiones incomprensibles, como que los mundos de Black Adam y Shazam (unidos en el cómic) no se vieran las caras en la gran pantalla. ¿Las razones? Son difíciles de saber, pero algunos productores apuntan a que el ego de “The Rock” debe estar más o menos al mismo nivel que su gran envergadura.
Por ejemplo, en redes sociales algunos responsables han señalado que Johnson impidió que Black Adam y Shazam se vieran las caras literalmente. Al parecer, porque el actor no estaba conforme con ser el “malo” de este universo tan peculiar, y porque no quería que se vinculara la franquicia que protagonizó con Shazam, a la que parece considera mucho más orientada a los niños (conclusión altamente cuestionable, en cualquier caso). Al final, es difícil determinar si Shazam es para niños (o para niños grandes), pero en ese caso tampoco podría decirse que Black Adam, pese a su tono oscuro, sea precisamente El Padrino.
Así las cosas, no faltan incluso quienes desde Los Ángeles apuntan más allá, y señalan que el problema de Dawyne Johnson es directamente con el protagonista de Shazam, Zachary Levi, quien no le gustó desde el estreno de la primera parte. Por lo tanto, si bien parece que los dos personajes no se enfrentarán en el cine, da la sensación de que sus respectivos alter egos ya lo están haciendo en el mundo real.