La ciudad de Barcelona es una de las capitales turísticas más visitadas de Europa. Dispone de una gran variedad de elementos patrimoniales, culturales e históricos que la convierten en una parada obligatoria al menos una vez en su vida. Ya que la capital catalana presenta un sinfín de atracciones y puntos interesantes, os propondremos los elementos ineludibles para ver en un fin de semana. No seguirán un orden ni itinerario, ya que esto responde a preferencias meramente personales, simplemente expondremos los espacios que hay que visitar.
No podríamos empezar de otro modo que no fuera con la huella imborrable que dejó Antoni Gaudí. Las tres obras más destacadas del arquitecto modernista son conocidas en todo el mundo, y verlas en primera persona emociona e impresiona a partes iguales. La más conocida es la Sagrada Familia, un templo naturalista en eterna construcción que se proyecta hacia el cielo de Barcelona. El exterior impresiona, pero su interior enamora. Es el espacio más reconocible de la ciudad, y es necesario dedicarle un par de horas para contemplar todas sus maravillas.
Con relación a obras civiles, los otros dos edificios más destacados del virtuoso arquitecto son la Casa Batlló y la Pedrera, que os sorprenderán por unas sinuosas formas que intentan emular elementos de la naturaleza. Siguiendo las huellas de Gaudí, otro de los otros recintos interesantes es el Parc Güell. Ubicado en una de las zonas más elevadas de Barcelona, ofrece una panorámica de la ciudad muy fotogénica. En este espacio se encuentra el famoso dragón de Gaudí, considerado también como otro icono de la Ciudad Condal.
Otro de los espacios interesantes de la ciudad es el Casino. Estos centros sociales han vivido una transformación en los últimos años, siendo en su origen centro de reunión y actualmente espacios de promoción cultural. El motivo es la eclosión de los casinos online, que ofrecen los juegos clásicos en formato digital. Actividades como el blackjack, el póker o la ruleta han dado el salto al plano virtual, generando un impacto directo en la concepción de los casinos tradicionales. Simplemente hay que observar dichas webs para analizar cómo se han trasladado a escala 1:1, con las mismas reglas tradicionales pero en un contexto diferente. Este cambio de escenario ha propiciado que los casinos físicos ahora promuevan actos gastronómicos, culturales, musicales o de ocio. El de Barcelona supone un buen ejemplo de ello.
Hemos analizado obras religiosas, arquitectura civil y espacios recreativos. Ahora toca centrarnos en otra de las referencias barcelonesas: el fútbol. Y si hablamos del deporte rey, debemos hablar del equipo que da visibilidad mundial a la ciudad: el FC Barcelona. El Barça tiene su sede en el Camp Nou, un estadio impresionante que alberga a cerca de 100.000 espectadores. La visita al Museo y al recinto en sí es muy recomendable, ya que, independientemente de conocer todos los logros deportivos que ha acumulado la centenaria entidad, se pueden observar objetos personales de muchos de sus futbolistas. Si es posible, ver un partido en directo también se convierte en una experiencia muy emocionante, porque los seguidores sienten verdadero fervor por los colores azulgranas. Una acción que os ofrecerá la posibilidad de afirmar: yo estuve allí.
Hay dos elementos que limitan visualmente la ciudad de Barcelona, uno es el Mediterráneo, que queda junto al barrio de la Barceloneta, y el otro es la cordillera de Collserola. En la cima del Tibidabo se pueden visitar dos espacios que han quedado congelados con relación con el paso del tiempo. El Observatorio Fabra, construido en 1904, y el Parque de Atracciones del Tibidabo. Ambos disponen de un aura nostálgica que conecta con varias generaciones de barceloneses.
Si nos focalizamos en el centro astrológico, su visita resulta muy recomendable, ya que se pueden visitar elementos de observación muy antiguos. Pero en escala jerárquica en lo que a importancia e imaginario se refiere, el Tibidabo es el rey de la montaña. Data del año 1901 y todavía conserva algunas atracciones centenarias. El eje vertebrador de la vista es precisamente la nostalgia, ya que se entra en contacto con espacios que no han cambiado casi nada en décadas. Destaca su túnel del terror, el Hotel Krüeger, considerado como uno de los mejores de todo el estado.
Por último, hay que hablar de Montjuïc, un espacio donde arte, memoria y deporte se dan la mano. En el promontorio se encuentran varios equipamientos culturales imprescindibles, empezando por el MNAC, Museo Nacional de Arte de Cataluña, el CaixaForum o el Castillo de Montjuïc. En este último recinto se puede disfrutar de una de las mejores puestas de sol de la ciudad.
Barcelona tiene muchas cosas que ofrecer, pero estas son las imprescindibles y, con una buena organización, es posible visitarlas todas en un mismo fin de semana.