Los géiseres son fuentes termales que expulsan columnas de agua hirviendo procedente de pozos subterráneos. Estas columnas procedentes del subsuelo salen por un pequeño agujero que se forma en el suelo.
Este fenómeno se produce generalmente tras la aparición de una erupción volcánica. De modo que, las aguas del subsuelo cuando entran en contacto con el magma incandescente que se produce por la actividad volcánica, comienzan a calentarse de forma rápida. Este calentamiento provoca que aumente el volumen, y de esta forma, con el cúmulo de presión, se genera un escape a través de las grietas de las rocas.
Cuando el agua hirviendo y con gran presión llegan a la superficie, tanto el agua como los gases, salen despedidos de forma muy violenta hasta alcanzar una media de 50 metros de altura, aunque puede llegar a superar los 90 metros en algunos lugares.