La erupción del volcán indonesio Tambora convirtió el verano de 1816 en el más frío de la Península Ibérica. Según revelan los documentos históricos y las observaciones desde estaciones españolas y portuguesas, las emisiones de gases y partículas del volcán limitaron la incidencia de la radiación solar en España, donde aquel verano la temperatura no superó los 15ºC.
El volcán Tambora erupcionó en abril de 1815, pero no fue hasta meses más tarde cuando Norteamérica y Europa notaron sus efectos.
Durante el año 1816, denominado el «año sin verano», gases, cenizas y polvo alcanzaron la Península Ibérica y llegaron a la estratosfera, donde permanecieron más tiempo para crear «un enorme filtro al sol».