Muy a su pesar, Carolina Molas está en el ojo del huracán mediático por la relación que su hijo Íñigo Onieva mantiene con Tamara Falcó. Aunque ha intentado mantener un perfil bajo tanto tras la ruptura de la pareja por una deslealtad del ingeniero el pasado septiembre como ahora, cuando todo son alegrías por la reconciliación y futura boda de su primogénito y la marquesa de Griñón, la empresaria se ha convertido en uno de los personajes más seguidos por las cámaras, y ha decidido dar un golpe sobre la mesa para que eso cambie.
Reivindicando su derecho de ser una persona anónima, Carolina Molas ha enviado un comunicado a diferentes medios de comunicación para «rogar» que se respete su «derecho a la intimidad y a la propia imagen» ya que, aunque es «consciente» del «interés mediático que tiene como madre de Íñigo Onieva por su compromiso con Tamara Falcó», siente que se ha «vulnerado su derecho al honor y a la intimidad».
Por ello, y dejando claro que no quiere ser considerada un personaje público, ha advertido que, de no dejar de hablar de ella y emitir imágenes suyas, iniciará acciones legales para salvaguardar su derecho a seguir siendo, como hasta ahora, «una persona privada, absolutamente celosa de su intimidad y la de su entorno».
Un comunicado sorprendente e inesperado sobre el que no ha tardado en pronunciarse el propio Íñigo, que aplaudiendo la decisión de su madre para ‘recuperar’ su anonimato, ha pedido con contundencia «respeto para ella».