Entre 2004 y 2007 se produjo un fenómeno llamativo, que lanzó el ateísmo a los medios de comunicación.
Acababa de nacer el Nuevo Ateísmo, aunque sería más acertado llamarlo antiteísmo. Los nuevos ateos piensan que, si miramos la historia completa de la vida en la Tierra, aceptar la existencia de un Dios que nos cuida resulta difícil de mantener.
El Nuevo Ateísmo no es innovador, ni siquiera filosóficamente imponente.