El general Juste, comandante en jefe de la poderosa Brigada Acorazada, con su comitiva, asistió junto a autoridades militares y de Defensa al brillante desfile de la Brigada Paracaidista, en el aniversario de la creación de esta unidad de élite de infantería ligera. Era el 23F de 1981. La historia cuenta que esa fue la primera etapa del viaje de Juste a unos ejercicios militares en el campo de maniobras de San Gregorio (Zaragoza) y que aprovechando su lejanía del cuartel general, la División Acorazada, acantonada en los alrededores de Madrid, iba a alzarse contra el Gobierno de la nación. El 23F de 1981 es un recuerdo negro, que convive con el gozoso 23 F que celebra el aniversario de la fundación de la Brigada Paracaidista.
Recuerdos guerreros, pruebas deportivas y el disciplinado desfile fueron este año el plato fuerte del aniversario de la creación de la Brigada Paracaidista, BRIPAC Almogávares VI en la terminología militar, repleta de acrónimos. Hay que señalar, y en letras de molde de la historia, que la BRIPAC se mantuvo leal al orden constitucional aquel infausto 23F. Siempre a las órdenes del entonces capitán general 8esta figura ya ha desaparecido) de Madrid, el general Quintana-Lacaci, luego asesinado por ETA.
EL PRIMER SALTO DE LA BRIPAC
El 23 de febrero realmente se celebra el primer salto paracaidista de la infantería española, que tuvo lugar ese día del año 1954. Diez años después de una de las hazañas paracaidistas más famosas de la historia, los lanzamientos de infantes en el Día D, la Batalla de Normandía. Poco antes se había creado la primera unidad de infantería paracaidista. Y poco después tuvo lugar su bautismo de fuego, en la Guerra de Sidi-Ifni, por el remoto territorio colonial español. Cuatro oficiales y 33 paracaidistas murieron en aquel conflicto del ya lejano 1957.
De aquellos lanzamientos desde aviones Junkers y Douglas veteranos de la II Guerra Mundial a las exhibiciones con más de 100 paracaidistas descendiendo desde un moderno A400M, media toda una evolución del Ejército español desde el concepto de la postguerra civil. El nombre de la unidad, Almogávares, ya habla de las ideas expedicionarias que tenían en la cabeza los generales que plantearon su creación.
La llegada de los paracaidistas a nuestras fuerzas armadas es tardía (Alemania, EEUU y Grean Bretaña ya tenían grandes unidades paracaidistas a mediados de los años 30 del siglo pasado), en parte por los desfasados conceptos de los militares españoles de la época y sobre todo por el retraso tecnológico que vivió España en aquellas décadas de aislacionismo y autarquía.
LOS ‘BRILLANTINAS’
La BRIPAC se caracteriza por un alto nivel de preparación -las unidades aerotransportadas suelen ser la élite en los ejércitos del mundo- y una disciplina indestructible. Es tal el estándar que se busca en los detalles, que son conocidos en el resto del Ejército de Tierra como “los brillantinas”, por el fulgor con que relucen sus botas, hebillas y fusiles. Sus orígenes son legionarios -unidad de la que heredaron bastantes tradiciones- de ahí que a sus componentes se les denomine como caballeros legionarios paracaidistas (CLP).
Los paracaidistas del Ejército de Tierra -hay una unidad aerotransportada, también de élite pero más pequeña en el Ejército del Aire y del Espacio- han tenido que batirse en todos los escenarios en los que España ha desplegado internacionalmente sus tropas. Desde los tiempos de Bosnia, en los 90, hasta la exigente misión de Afganistán, en la que tuvieron varias bajas y participaron en duros combates con la insurgencia talibán.
Tras las varias remodelaciones en la estructura del Ejército de Tierra, la Brigada Paracaidista Almogávares VI está encuadrada en la división San Marcial. Aunque su especialidad básica es la infantería ligera paracaidista (hermanos de la celebérrima 101 norteamericana o el RIP de la legión Extranjera francesa), actualmente cuenta con un regimiento de caballería y otro tipo de unidades, como la artillería, complemento imprescindible para una brigada de combate, entre otros.
La crIsis pasó factura en su momento, como a todas las Fuerzas Armadas españolas. Hubo que hacer un esfuerzo importante para que se mantuviera la condición paracaidista -que requiere una serie de saltos anuales para certificar su capacidad- en alguna unidad, por más que su uso habitual en operaciones sea el de infantería ligera.
A un año de su 70 aniversario, este 23F fue mucho menos agitado que aquel de mal recuerdo, en 1981.