El queso está presente en pizzas, bocadillos, pastas, salsas e infinidad de platos. Y ahora han descubierto el que podría ser el secreto de su éxito. El queso es tan adictivo como determinadas drogas, el alcohol y el tabaco. Esta es la conclusión a la que han llegado unos científicos de la Universidad de Michigan.
Al parecer, este alimento contiene una proteína llamada caseína que tiene unos efectos similares a los de los opiáceos durante su digestión. La caseína en cuestión está presente en todos los productos lácteos, pero es en el queso donde su valor se multiplica por diez al tratarse de un producto muy elaborado.
Esta proteína libera casomorfinas en el cuerpo humano, lo que genera una agradable sensación de bienestar y provoca adicción.