Aunque el origen de la pasta de dientes es muy antiguo, en concreto de la antigua Roma y del imperio egipcio, el primer tubo de pasta de dientes fue elaborado por la marca Colgate. Samuel Colgate, conocedor de la nueva idea de higiene, en 1896 desarrolló su propia pasta de dientes dentro de un tubo colapsable.
Colgate se llevó los más altos honores por sus excelentes jabones y perfumes, lo que dio un impulso a la internacionalización de la compañía y, sobre todo, marcó las diferencias respecto a otras marcas, ya que se convirtió en un estándar.