En diciembre de 1997, las taquillas de los cines de medio mundo recibieron el monumental impacto de Titanic, la película que, hasta la llegada de Avatar ostentó el título de ‘película más taquillera de la historia’.
Un largometraje de James Cameron, de plena actualidad gracias al éxito de Avatar 2 que se convirtió en un fenómeno global, siendo también a día de hoy la película con más nominaciones a los Oscars, 14, de los que se llevó 11.
Además, también una de las producciones más caras, algo que provocó miedo de que no funcionase. Sin embargo, las escenas tenían tanta fuerza visual, que era difícil que no quedaran grabadas en el imaginario colectivo.
Titanic resulta como la película con más nominaciones a los Oscars
Este récord de estatuillas que comparte con Ben- Hur (1959) y El señor de los anillos: El retorno del rey (2003) elevó a DiCaprio y a Winslet al estatus de estrellas de primera clase en Hollywood. En resumidas cuentas; una película mundialmente conocida, con fans que aseguran haberla visto en más de un centenar de ocasiones.
Solo 3 candidaturas se resistieron a la película del Titanic: El mejor maquillaje fue para Men in Black (Hombres de negro) (Barry Sonnenfeld, 1997), que algo se merecía, y Kate Winslet se quedó sin el premio a mejor actriz protagonista por culpa de Helen Hunt y su trabajo en Mejor… imposible. Lo mismo ocurrió con Gloria Stuart y su candidatura a mejor actriz reparto, Oscar que fue para Kim Basinger por L.A. Confidential.
De todos modos, no se puede decir que haya sido algo fácil para sus creadores: lo primero que hizo Cameron fue buscar fondos económicos en Hollywood para realizar una investigación y ver la viabilidad del proyecto, lo que requería una expedición al lugar donde reposaba el barco (a 3821 metros de profundidad en el océano Atlántico norte).
El resultado fue sumergirse con especialistas hacia los restos del Titanic en el fondo del mar, lo hicieron 12 de veces con una cámara especial que sólo grababa 12 minutos, tardando 16 horas en cada oportunidad.
Las escenas más complicadas de rodar en Titanic fueron las del hundimiento
Lo siguiente fue contratar a dobles de acción con aproximadamente el mismo peso y estatura de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. El fin era probar, al haber establecido que la supervivencia depende de las alternativas que rodean al suceso, cuáles podrían ser las más beneficiosas para salvar la vida.
Por si eso no fuera suficiente, la producción muestra el meticuloso sentido del detalle del cineasta. Los actores vistieron ropa muy semejante a la de los personajes y repitieron el diálogo del largometraje. También, se les sumergió en aguas heladas, pero que, lógicamente, no llegaban al punto de congelación real.
Las escenas más complicadas de rodar eran, lógicamente, las del hundimiento. Hasta las más simples de esa parte del filme presentaron no pocas dificultades. En una de ellas, por ejemplo, debía verse cómo una tromba de agua irrumpe con violencia por un largo pasillo.
Después de la primera toma, Cameron decidió que 120 toneladas no eran suficientes para lograr el efecto deseado. Había que verter el triple de agua, y el set tuvo que ser reforzado para que pudiera aguantar semejante peso.
Con todo, Titanic se mostraba como un proyecto de dimensiones descomunales, tales como la propia reconstrucción y un decorado gigantesco que sirvió para el rodaje de la misma, todo para grabar de la manera más espectacular posible el hundimiento más famoso, en un inmenso tanque de agua en Baja California, en unas inmensas piscinas al borde del Pacífico.
Un proyecto de dimensiones descomunales
Todo para recrear una historia real cuyo primer y único viaje del denominado entonces ‘barco insumergible’, partió el 10 de abril de 1912 desde el puerto de Southampton en Inglaterra, cruzando las frías aguas del Océano Atlántico con destino Nueva York, donde nunca llegaría.
El objetivo de la empresa naviera era construir los barcos más grandes, rápidos y lujosos del mundo, lo que suponía todo un desafío para la ingeniería de principios del siglo XX. En el momento de promocionar el Titanic, se dijo que el barco era casi insumergible.
El buque incorporó algunas novedades con respecto a otros barcos: tenía gimnasio, piscina, restaurantes y camarotes de lujo, lo que atrajo a las clases altas y aristócratas de la época. También incluía medidas de seguridad avanzadas, como las compuertas estancas que podían activarse a distancia, medidas que no fueron suficientes para evitar la catástrofe.