El ‘Informe sobre el estado de la salud penitenciaria en la región europea de la OMS’, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que un tercio de los presos en Europa padece trastornos mentales.
El trabajo, realizado en 2021, hace una mirada retrospectiva al año anterior, evidenciando que en 2020 un total de 613.497 personas fueron encarceladas en los 36 países encuestados, lo que muestra una disminución de alrededor del 6,6 por ciento, en comparación con 2019, principalmente debido a las medidas de COVID-19. La proporción de personas en prisión sin condena aumentó en 2020, probablemente también como resultado de la pandemia de COVID-19.
El problema de salud más prevalente entre las personas que estaban en prisión fueron los trastornos de salud mental, que afectaron al 32,8 por ciento. «Es probable que esta cifra represente un subregistro significativo, ya que la mayoría de las enfermedades no transmisibles se registraron de manera deficiente y las estimaciones fueron más bajas de lo esperado. De hecho, menos de la mitad de los países encuestados proporcionaron datos», ha informado la OMS.
Asimismo, según los resultados obtenidos en el informe, la causa más común de muerte en las prisiones fue el suicidio, con una tasa mucho más alta que en la comunidad en general. Al mismo tiempo, el informe ha recalcado que la respuesta general a la Covid-19 en las prisiones de toda Europa «ha sido buena», con vacunas ofrecidas universalmente en todos los países y el aislamiento de los casos de COVID-19 en la mayoría de las prisiones.
Por otro lado, y debido a que uno de cada cinco países ha informado de situaciones de hacinamiento en las cárceles, la OMS ha destacado la necesidad de estudiar medidas alternativas no privativas de la libertad para delitos que no presenten un alto riesgo para la sociedad y donde existan herramientas más efectivas, como la derivación a tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de drogas.
«Las prisiones están integradas en las comunidades y las inversiones realizadas en la salud de las personas en prisión se convierten en dividendos para la comunidad. El encarcelamiento nunca debe convertirse en una sentencia a una peor salud. Todos los ciudadanos tienen derecho a una atención médica de buena calidad, independientemente de su estatus legal», ha comentado el director regional de la OMS/Europa, Hans Henri P Kluge.