Entre ceses, investigaciones y auditorias, avanza lo que podría ser el peor momento en la historia de Renfe y Adif. Después de hacerse pública la noticia, todos se preguntan en estos momentos, ¿Cómo es que este tipo de errores puedan ocurrir en un proyecto de esta envergadura?
El origen del problema entonces está, según los comentarios entre empresas, en los gálibos publicados por Adif y utilizados por Renfe para describir las especificaciones técnicas de los nuevos trenes. Al parecer la metodología utilizada para realizar los cálculos funciona para otras líneas, la FEVE como se le conoce a este tipo de vías antiguas, con curvas y mucho más pequeñas que las usuales, requieren de otra metodología.
Lo cierto es que tanto Adif como Renfe han recurrido al cese de personajes claves, Adif ha cesado al jefe de Inspección y Tecnología de Vía y Renfe por su parte ha cesado al responsable de Gestión de Material, estos ceses forman parte del conjunto de soluciones que ha implementado el ministerio de Transporte para dar respuesta a la crisis generada por los “errores de cálculo” que han generado el problema de las vías estrechas.
Las consecuencias de este error se sienten y se sentirán en el norte del país, Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León y País Vasco, pero sobre todo el Cantabria que era el destino de 21 de los 31 trenes incluidos en el contrato. El presidente de Cantabria no ha perdido la oportunidad de señalar que “esperaba que los nuevos trenes de Renfe llegaran este año, pero que les han comunicado que deben empezar otra vez de nuevo, lo que retrasaría el proceso entre dos y tres años más” y ha calificado todo lo ocurrido como una vulgar “chapuza”.
¿La buena noticia? La empresa encargada de fabricar los trenes ha señalado que “aún no se ha fabricado ningún tren”, que se dieron cuenta del error tratando de ajustar las especificaciones técnicas incluidas en el pliego de contrataciones a la realidad.
La historia de los mal llamados «trenes de la discordia«
Todo comienza cuando en el año 2019 la empresa Renfe publicó un contrato para la adquisición de 31 trenes con el objetivo de renovar la flota de la red de cercanías y media distancia en el norte de España.
En el año 2020, CAF (Construcciones y Auxiliar del Ferrocarril – Empresa de origen vasco) fue la empresa a la que se le adjudicó el contrato por un monto de 258 millones de euros y un plazo de entrega de 220 meses, algo así como 18 años, aunque se prevé la entrega en forma progresiva.
Ahora bien la entrega de los primeros trenes se tiene prevista para el mes de octubre de 2024, pero en pleno proceso de entrega la empresa CAF se percata de que hay un error en el cálculo de los famosos gálibos y que muy probablemente las vías existentes no soportarían los trenes encargados, un error que fue comunicado inmediatamente a la empresa Renfe.
¿La respuesta de Renfe? Señalar a Adif, el administrador del servicio de infraestructura de trenes, como responsable ya se tomaron las especificaciones técnicas señaladas por Adif, ¿la respuesta de Adif? Señalar a Renfe.
Ante el tema de las investigaciones, Adif ha afirmado que “colaborará con absoluta transparencia en la auditoria del ministerio de Transportes y valorara las conclusiones para proceder a los ajustes organizativos de carácter definitivo que se recomienden”.
La solución “salomónica” al problema de trenes y vías
Los involucrados en el gran problema de medidas, Renfe, Adif, CAF y la Agencia de Seguridad Ferroviaria (AESF) por fin, tras largos encuentros en los que los protagonistas esquivaban las responsabilidades, llegan a un acuerdo para avanzar en la solución del problema.
Aunque no hay una fecha formalmente establecida para la solución del problema, se cree que en un plazo no menos de tres años se podrían estar solventando los detalles técnicos de la construcción de los trenes y los arreglos necesarios para solucionar el problema actual, el cual pasará por la aplicación de un método que no se establece en la normativa española, pero si en la normativa europea.
Ante esta solución, la empresa CAF ha señalado que tiene que contratar especialistas en la aplicación del método, lo que lleva obligatoriamente a Renfe a modificar las condiciones del contrato y Adif seria nuevamente la responsable de aportar los datos de las especificaciones técnicas de la infraestructura.
Ahora bien, ante este escenario dominado por los errores de cálculos, surgen las posturas diferentes posturas políticas intentado hacerse un espacio, de allí que la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez haya aprovechado la oportunidad para desmentir por lo señalado por representantes del PP, sobre la subvención pública de la fue objeto Renfe afirmando que se trata de un préstamo.