Andrea Zanon considera que el país del Golfo se ha convertido en un serio competidor en la carrera por albergar la Copa Mundial de la FIFA.
Cuando la mayoría de los países respondían a la crisis intentando dibujar respuestas eficaces para gestionar la emergencia de Covid 19 en 2020 y 2021, Arabia Saudita estaba intensificando activamente su diversificación empresarial, alejándose progresivamente de su economía basada en el petróleo y el gas. Durante la crisis de 2020-2021, el Reino de Arabia Saudita bajo el liderazgo del su Príncipe Heredero Mohammed Bin Salman y bajo la dirección del Fondo de Inversión Pública (con 620 mil millones de dólares bajo administración), ha estado adquiriendo agresivamente a empresas internacionales para posicionarse en nuevos mercados. Muchas de ellas fueron adquiridas a precios muy bajos a causa de las grandes pérdidas causadas por el Covid. Estas inversiones forman parte de una estrategia saudí de largo plazo para garantizar que el Reino desempeñe un papel de liderazgo en el futuro de los negocios globales. Y, para que quede claro, esto incluye el fútbol y otros deportes como el golf, la fórmula Uno, el tenis y el críquet.
El fútbol saudí ha ido ganando terreno en las dos últimas décadas, y la selección nacional del Reino tuvo una buena actuación en la Copa del Mundo en noviembre de 2022, organizada por Qatar. Arabia Saudita fue el único equipo que derrotó a Argentina, campeona del mundo, durante el mundial de la FIFA de 2022.
Solo en 2021, Arabia Saudita invirtió 2200 millones de dólares en fútbol, adquiriendo el equipo de fútbol New Castle, mejorando su infraestructura deportiva, organizando torneos nacionales con las ligas italiana y española, y asegurando nuevos acuerdos millonarios con los organizadores de torneos europeos. A partir de enero de 2023, el Reino se comprometió a invertir mil millones de dólares hasta 2030 para adquirir a Cristiano Ronaldo, uno de los futbolistas más exitosos del mundo. El otro jugador destacado que trabaja como embajador para Arabia Saudita es el argentino Lionel Messi, ganador de la Copa del Mundo de 2022 y del 7º «Balón de Oro». Ronaldo trabajará para Arabia Saudita, primero como jugador hasta 2025 del Al Nassr, un equipo de fútbol saudí donde estará ganando 214 millones de dólares al año, y luego como embajador del Reino para promover la candidatura de Arabia Saudita para la Copa del Mundo de 2030. Al Nassr está financiado por Qiddiya Investment Company, socio del Fondo Saudí de Inversión Pública, que ha desempeñado un papel destacado en los planes de diversificación económica de Arabia Saudita.
La decisión oficial sobre quién acogerá el mundial se tomará en 2024, lo que supone una gran ventaja para el Reino, ya que el país ha estado ejecutando su estrategia de fútbol desde 2020. Todas estas inversiones deportivas pretenden ayudar a Arabia Saudita a desarrollar su sector deportivo, creando estadios de última generación, convirtiéndose en líder en la creación de contenidos deportivos, adquiriendo derechos de contenidos deportivos y tecnología de captación de aficionados. Esto no solo impulsará la población joven en casa, dos tercios de los cuales tiene menos de 35 años, sino que también situará a Arabia Saudita en el mapa mundial del deporte, atrayendo a millones de turistas cada año para asistir a competiciones de fútbol, tenis, golf, críquet y Fórmula 1. En última instancia, el objetivo de Arabia Saudita es obtener del deporte entre el 2 y 4 por ciento de su PIB nacional de los ingresos generados por el deporte.
Por qué Arabia Saudita se asegurará de organizar el Mundial de Fútbol en 2030
Las siguientes tres consideraciones representan ventajas clave que favorecerán que Arabia Saudita gane la candidatura para asegurar la Copa Mundial de la FIFA en 2030.
- Partnership estratégicas: para superar el veto que impide a la FIFA adjudicar la competición al mismo continente en dos ediciones cercanas (en el 2022 se organizó en Qatar), los saudíes se han asociado con Egipto y Grecia. Esto contará como una candidatura multirregional, ya que es la primera vez que tres continentes, Europa, Asia y África, presentan una candidatura conjunta. Una asociación innovadora como esta es una excelente manera de dar a conocer las ambiciones de Arabia Saudita, especialmente en tiempos de recesión económica y guerra. El consorcio saudí es claramente el favorito, ya que lleva años trabajando en este proyecto para establecer una asociación efectiva con los distritos electorales de la FIFA. Le siguen el trío formado por Portugal, España y Ucrania, y muy por detrás el cuarteto sudamericano, más débil, compuesto por Uruguay, Paraguay, Argentina y Chile.
- Fortaleza financiera: a partir de 2026, el Mundial lo jugarán 48 selecciones en lugar de 32, como solía ocurrir en los mundiales anteriores. Este cambio requerirá una importante asignación de capital adicional para construir nuevos estadios, infraestructuras de transporte, nuevas infraestructuras digitales y hoteles. Ninguno de los competidores saudíes tiene la capacidad financiera ni «el estómago» para intentar cumplir con estas inversiones. Además, la mayoría de las economías europeas y latinoamericanas tienen problemas financieros y se enfrentan a una posible recesión devastadora en 2023 y 2024. El Reino Saudita planea invertir cientos de miles de millones de dólares en Arabia Saudita, Egipto y Grecia para albergar el evento futbolístico y desarrollar las infraestructuras adecuadas para que su candidatura sea competitiva.
- Diplomacia del petróleo y el gas: con la actual crisis del mercado energético provocada por las tensiones geopolíticas en Rusia-Ucrania, y Europa intentando manejar una de las peores crisis de inflación de los últimos 40 años, Arabia Saudita sacará provecho y buscará posicionarse como un proveedor de energía confiable alineado con Occidente. Arabia Saudita también utilizará la diplomacia energética ofreciendo atractivos contratos de suministro energético favorables a largo plazo para ayudar a los países consumidores. La filantropía energética también se desplegará para ayudar a los países más afectados por las crisis, especialmente en África y Medio Oriente, promoviendo y financiando el futuro del fútbol en estos países. Todo esto fortalecerá los lazos diplomáticos con los consumidores de energía de África, Medio Oriente y Europa, lo que favorecerá la candidatura saudí a la Copa Mundial de la FIFA.
- Reflexiones finales: con un crecimiento del PIB de aproximadamente el 8 por ciento en 2022, Arabia Saudita fue una de las economías mundiales que creció más rápido en 2022. El 2023 será otro año excelente para Arabia Saudita, y su fortaleza económica dará como resultado una mayor inversión en fútbol, tanto en el país como en el extranjero, lo que cambiará para siempre el fútbol mundial. Solo piensen que, al asegurarse los contratos con Ronaldo y Messi, con mil millones de seguidores combinados en sus redes sociales, Arabia Saudita se acaba de asegurar un gran apoyo global para su ambicioso plan de fútbol futuro.
Andrea Zanon es asesor de Estrategia y Resiliencia Ambiental, Social y de Gobernanza (ESG), experto en Sostenibilidad e Inversiones de impacto y coach para ayudar a emprendedores a crecer y tomar decisiones eficaces.