No esperemos tocar fondo para plantearte cómo cambiar tu vida. Acá te dejamos una serie de pasos que te guiarán a la transformación a partir de hoy. Elegir el cambio no es una elección al azar o un capricho.
La mayoría de las veces, cuando hablamos de cambios importantes, hablamos de necesidad, de fuerte convicción y, sobre todo, de valentía. Porque a veces no queda más remedio que hacerlo, mudarse de piel, desarraigarse y buscar otras cartas para poder “ser”, para poder reiniciarse, para encontrar el equilibrio entre necesidad y realización, deseo y deseo, su comportamiento…
Todo importa cuando se toman decisiones audaces que cambian la vida
Winston Churchill dijo con mucho éxito que la mejora es el cambio y la «perfección» es el coraje de cambiar a menudo. Pero a esta afirmación hay que añadir otra igualmente importante: mientras no perdamos la esencia, los propios valores, el cambio es positivo.
Por lo tanto, todos los cambios que hagamos a lo largo de nuestra vida deben ir encaminados a acercarnos a quienes realmente queremos ser. Ahora bien, conseguirlo no suele ser fácil ni rápido, ni mucho menos agradable, al menos al principio.
¿Es necesario que te suceda algo que nos estremezca para cambiar tu vida?
Así, algo curioso que suele suceder es que la mayoría asume que debe cambiar tu vida es que ocurre cuando acontece algo relevante, como el impacto del confinamiento por la Covid, perder el trabajo, dejar una relación afectiva, sufrir una decepción o un fracaso es casi como una invitación directa a llevar a cabo eso que a menudo resumimos en una frase popular: “renovarse o morir”.
Cambiar tu vida es progresar
Sin embargo, y esto es importante tenerlo claro, antes de vernos en estas situaciones que nos sitúan al borde de un acantilado, no estaría mal desarrollar estrategias relacionadas con cambiar tu vida, para afrontar mejor dichos momentos. Si “cambiar” es sinónimo de progreso y mejora, entonces pongámoslo en práctica todos los días, de manera continua, inclusiva e inteligente.
De esta manera, responderemos mucho mejor a cualquier evento y nos sentiremos más dignos de continuar. Veamos por tanto una serie de estrategias para lograr cambiar tu vida.
Cambiar tu vida en 5 pasos
Cambiar tu vida es una necesidad que habrás sentido en más de una ocasión. Esa necesidad te habrá llevado a consultar algún libro de autoayuda para descubrir que la mayoría de ellos ofrecen ideas generales muy similares, cargadas de optimismo y buenas intenciones. Sin embargo, la realidad es diferente.
Nuestro cerebro se resiste al cambio, no le gusta, no lo ve bien, porque representa un desequilibrio y una amenaza inmediata para nuestra existencia. Esto nos lleva una vez más a la premisa de que todo cambio es traumático y por tanto, para mitigar ese impacto al cambiar tu vida, lo que debemos hacer es aplicar en el día a día 5 reglas; 5 enfoques de pensamiento que nos ayudarán a favorecer esa renovación personal.
1. A través de la simplicidad surge la claridad
Marcos ha comenzado a dar clases de kárate. Constantemente les repite a sus alumnos, niños de entre 8 y 12 años, que «no hay logro sin dolor». Lo hace mientras les da instrucciones agotadoras y muy complejas, animándoles al esfuerzo. Una semana después, de su clase de 20 alumnos solo quedan 3 niños.
¿Qué hizo mal este mentor? Sería un error pensar que los pequeños cambios pueden conducir a cambios rápidos y al firme compromiso de mantener el rumbo. Los auténticos cambios, los mejores logros, llegan logrando objetivos sencillos y claros en los que trabajar cada día.
De este modo, y si deseas cambiar tu vida, nada mejor que simplificar el proceso. Establece una meta que sea fácil de lograr (incluso si es parte de una más grande y más difícil). Cuando lo consigas, sugiere otro para mañana que sea un poco más complicado o que represente un nuevo avance. Así, y sin que te des cuenta, tendrás ya media montaña conquistada.
2. “Protege” tus nuevos comportamientos
Cualquier cambio, grande o pequeño, requiere poner en práctica nuevos comportamientos. Sin embargo, hay un problema común del que no siempre se habla. ¿Cómo reacciona nuestro entorno a estas variaciones? ¿Cómo responden a nuestra necesidad de restaurarnos?
A menudo, al cambiar tu vida, sientes el efecto de comentarios poco adecuados y nada motivadores. De hecho, podemos llegar al punto (nada recomendable) de dar un paso atrás por el efecto negativo de las críticas.
Evitemos esto. Toma conciencia de que todo nuevo comportamiento debe ser “protegido”. Por ejemplo, si decides dejar de salir con ciertos amigos, pasar más tiempo contigo mismo o dedicarte a otros pasatiempos, no dejes que lo que otras personas digan o no te afecte.
3. “Ser” es más fácil que convertirse
Cuando quieres cambiar tu vida, puedes cometer un error para convertirte en otra persona. Por lo general, podemos imaginar imágenes que percibimos como personas diferentes. Una persona especial va a un nuevo lugar para realizar tareas emocionantes y comprender a las personas diferentes e interesantes.
Mantengamos los pies en el suelo y entendamos dos aspectos clave. Ser es más fácil que convertirse. En otras palabras, promover cambios en nuestras vidas no implica transformarnos en personas que no lo son.
Esto no es lógica ni salud. Lo ideal es que todo cambio potencie la extensión de nuestro ser. Esto nos permite encontrar el equilibrio, pero al mismo tiempo desafiar nuestros miedos y limitaciones para ir más allá. Un paso donde ajustar aspiraciones con logros, sueños con triunfos, bienestar con satisfacción.
4. El miedo a lo desconocido está justificado
En muchos libros de autoayuda encontramos la frase “no tengas miedo, tú puedes, confía en ti mismo”. Bueno, hay matices en esta expresión trillada que debemos tener en cuenta para cambiar tu vida. Veámoslas:
Es normal tener miedo, así que no lo niegues ni lo escondas, solo entiéndelo. El miedo al cambio es, ante todo, el miedo a no saber qué va a pasar, si podrás hacerlo, si todo sale mal. Entiende que tales pensamientos responden al mecanismo de supervivencia de nuestro cerebro y nos alientan a quedarnos quietos y no correr riesgos.
Así que no te impedirá utilizar a diario esta serie de verbalizaciones, que pueden serte de gran ayuda: “Tengo miedo y mi miedo está justificado”. “Este es un proceso normal que necesito entender y manejar”. “El objetivo es que este miedo no me paralice, sino que me dé una razón para desafiarme a mí mismo y ver hasta dónde puedo llegar”.
Para reducir este miedo, fíjate metas realistas, simples y progresivas. Irás poco a poco, para poder cambiar tu vida, pero no te detendrás. Si algo debes tener claro es que todos los cambios te llevan a donde estarás mejor. Todos los cambios deben ser positivos. Así que enfoca tu mente en todo lo bueno que te traerá este proceso hasta lograr algo.
5. Admira cada resultado
Si quieres cambiar tu vida, recuerda que la prisa es mala compañera. Moverse lentamente nos permite tener una mejor perspectiva, ser más conscientes de cada paso, los errores cometidos y las correcciones que mejor se aplican.
Hacer uno o más cambios no es una tarea fácil, ni un camino fácil. De hecho, a veces la distancia más corta entre dos puntos no siempre es una línea recta, sino un camino en zigzag en el que puedes caer y levantarte dos o tres veces… donde puedes perderte y encontrarte, donde puedes caminar una vez. Paso adelante y dos atrás.
Pero una cosa no olvidaremos en esta aventura: admirar cada resultado logrado. Porque el éxito alcanzado será nuestro y de nadie más. Este es un proceso en el que sólo hay uno que puede ser satisfecho, que es escuchado y escuchada, y ese alguien somos nosotros mismos.