Ana Fernández-Villaverde toma la tarima con un vestido negro que parece sacado de una boda amenizada por The Cure. Se sienta en un columpio luminoso y empieza a cantar. Inmediatamente, todos los que estábamos en la Riviera, incluso aquellos que aún estamos descubriendo su trabajo estamos en la palma de su mano. Es que la Bien Querida, el nombre artístico de Villaverde, en poco menos de dos horas demostró el rol que ocupa en el competitivo panorama de la música alternativa madrileña.
Presumiendo de las canciones de su reciente disco, el aplaudido ‘Paprika’ y repasando toda su carrera. Lo cierto es que al tener encima esa etiqueta de cantautora en tarima está obligada a ser al mismo tiempo Axl Rose, Ana Torroja y Virginia Wolf. Por fortuna es capaz de eso, sus canciones saltan entre lo bailable, que llega al bolero e incluso roza el merengue, el europop que bien podría ir a Eurovisión y la balada y controla todo ello con comodidad.
El resultado es un público agradecido. Lo cierto es que La Bien Querida tiene tiempo siendo un nombre de culto, con fanáticos leales que amarraron algunas de sus canciones a sus recuerdos, cosa evidente al ver la cantidad de parejas que ocuparon la pista en la Riviera, pero que puede saltar a sus nuevos temas sin problema. De hecho, fueron justamente composiciones de ‘Paprika’ como ‘La perra del hortelano’ o ‘La voz de su amo’ los que fueron más coreados, al menos apartando a ese himno llamado ‘Dinamita’ el tema de la artista que más calado en el mundo del pop más accesible.
DESCUBRIR A LA BIEN QUERIDA EN TARIMA
Lo cierto es que acercarse a una cantante como La Bien Querida sin un conocimiento completo de su discografía es interesante. Parte de la belleza de su show para un no converso es descubrir canción a canción, su capacidad de reinvención y experimentación, muy poco amarrada a la idea tradicional del género musical.
Desde la rumba indie de ‘Mala Hierba’, pasando por los juegos con la modernidad y con el bolero en ‘La Cruz de Santiago’, Villaverde es una de las voces más creativas que tiene la canción de autor local. Aun con 50 años parece dispuesta a transformarse, lejos de aquel refrán de que es difícil aprender trucos nuevos para un perro viejo. Se le ve cómoda con las canciones y con la tarima, y con el público. No tembló frente a una Riviera repleta, al punto que genera curiosidad que podría hacer con una tarima más grande, o con una buena hora en un festival.
INVERFEST CUMPLE COMO ESPACIO PARA LA MÚSICA ALTERNATIVA
La presentación fue también una muestra de lo bien que está haciendo las cosas Inverfest. Sumando otro año al ruedo, el ciclo de conciertos invernal sigue consiguiendo un espacio para los conciertos en los meses más fríos de la capital, pero lejos de los macrofestivales veraniegos. Además, les permite adelantarse y darle espacio a artistas de culto o con trayectorias más cortas.
La Bien Querida no es una excepción. Si bien hay cosas que se deben revisar en cuanto al espacio. La salida de la Riviera y el paso por el ropero son complicados cuando la sala está repleta, como en el concierto, y si no se es muy alto hay zonas desde las cuales es casi imposible ver a la artista. Son problemas de sala pequeña, pero es que es posible que el espacio haya quedado algo pequeño para esta presentación.
En cualquier caso, la artista entendió que la presentación era otra oportunidad de enamorar a sus fieles y converse a los no conversos. Los dos llamados para que volviese a la tarima, los aplausos constantes y el hecho de que ninguna de sus canciones termino sin ser coreada, dando la sensación de que incluso aquellas no tan conocidas se grababan en el cerebro antes de que terminara el segundo coro.
Villaverde dio una demostración de cómo masificar la canción de autor sin perder la intimidad. El resto del año seguirá tocando para promocionar el nuevo disco, vale la pena tanto escuchar esa grabación como ver su poderío en tarima.