Investigadores de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) han descubierto que el fármaco rilmenidina, utilizado actualmente para tratar la hipertensión, puede alargar la vida y retrasar el envejecimiento.
Los resultados, publicados en la revista científica ‘Aging Cell’, muestran que los animales tratados con rilmenidina, que actualmente se utiliza para tratar la hipertensión, a edades tempranas y avanzadas aumentan la esperanza de vida y mejoran los marcadores de salud, imitando los efectos de la restricción calórica.
También demuestran que los beneficios para la salud y la esperanza de vida del tratamiento con rilmenidina en la lombriz intestinal ‘C. elegans’ están mediados por el receptor I1-imidazolina nish-1, lo que identifica este receptor como una posible diana de la longevidad.
A diferencia de otros fármacos estudiados anteriormente con este fin por los investigadores, la rilmenidina, un antihipertensivo oral de amplia prescripción, tiene posibilidades de trasladarse en el futuro al ser humano, ya que sus efectos secundarios son escasos y no graves.
Hasta la fecha, la dieta de restricción calórica se ha considerado la intervención antienvejecimiento más sólida, ya que favorece la longevidad en todas las especies.
Sin embargo, los estudios de restricción calórica en humanos han tenido resultados y efectos secundarios dispares, lo que significa que la estrategia antienvejecimiento más razonable es encontrar medicamentos como la rilmenidina que puedan imitar los beneficios de la restricción calórica.
«Con una población mundial que envejece, los beneficios de retrasar el envejecimiento, aunque sea ligeramente, son inmensos. La reutilización de fármacos capaces de prolongar la vida y la esperanza de salud tiene un enorme potencial sin explotar en la gerociencia traslacional. Por primera vez hemos podido demostrar en animales que la rilmenidina puede aumentar la esperanza de vida. Ahora nos interesa explorar si la rilmenidina puede tener otras aplicaciones clínicas», ha comentado el profesor João Pedro Magalhães, que dirigió la investigación durante su estancia en la Universidad de Liverpool y ahora trabaja en la Universidad de Birmingham.