Llegó, lo revolucionó y venció -antes de tiempo-. El icono de Lola Flores cumple su centenario y en todos estos años ha logrado vivir. Fue un 16 de mayo de 1995 cuando el mundo de la música, el cine, lo artístico en general perdía a La Farona. Un cáncer de mama fue el culpable de que con tan solo 76 años, La Niña de Fuego tuviera que apagar su llama de un enfermo soplo. Aun así, se encargó de dejar un legado lleno de arte en sus hijos, desde Lolita a Rosario y sin olvidar nunca lo que supuso Antonio Flores.
Como ya dijo ella una vez, «aunque muera, seguiré viva» y este centenario llega con un futuro y cercano proyecto a su historia. Pero antes, cabe destacar lo que marcó una trayectoria sin igual de esta mujer que nació un 21 de enero en Jerez de la Frontera, de madre gitana y padre payo, no hizo más que ser una gitana de pura cepa y llevar a este pueblo a lo más alto del arte español.
Y es que con el canto por bandera, Lola Flores se atrevió a hacerse reina del folclore, para después hacer también de su pasión en la música, sus pases de rumba y flamenco. Pero si por algo destacaba también más allá de su faceta de cantante era por el nervio, lo extrovertido de su personalidad y el descaro para hacer y decir lo que quisiera.
Lola Flores es el icono que nunca muere, y menos en su centenario
No hay generación que no pueda saber quién es Lola Flores. Todavía el tarareo de La Zarzamora es algo que nos acompaña en tiempos de reguetón y trap, aunque la copla española es tan ‘inmortal’ como la propia Faraona. Por no hablar ya de su incursión en el mundo del cine, aquella ficción llena de música y cante se ha quedado grabada en un archivo para la posteridad y que en estos precisos momentos cadenas como RTVE intentan recuperar. Así pues, en la noche de ayer La 2 de Televisión Española rindió su particular homenaje con la emisión de las películas de Morena Clara (Luis Lucia, 1954) y Embrujo (Carlos Serrano de Osma, 1948).
Y, es que, si por algo Lola Flores llegó a convertirse en el icono que hoy se conoce, no es más que por su carácter interpretativo para -casi- todo. Hay quien decía fuera de nuestras fronteras que no era ni cantaora ni bailaora pero que tenía algo que atrapaba.
Lo cierto es que igual Lola Flores no contaba con la mejor voz, pero su actitud dramática, sentida, exagerada y a veces salerosa es lo que hipnotizaba, lo que le hacía ser una buena artista al completo. Al igual que su personalidad, que sin pelos en la lengua, era capaz de pedir a los españoles una peseta para pagar su deuda con Hacienda o de invitar a toda España a la boda de su hija para luego entonar el famoso «si me queréis, irse».
El museo de Lola Flores tardó en llegar, pero abrirá en primavera
El rastro de contenido que ha dejado a lo largo de su vida y posteriormente es innumerable. Ya Movistar+ lanzó una docuserie llamada LOLA en la que recoge en más de 44 entrevistas testimonios de familiares y artistas hablando de Lola Flores. Pero sin duda, el mayor proyecto, el más honorífico y, quizás, el más esperado, es la llegada de su museo a Jerez de la Frontera. Una casa-museo que ha tardado en llegar tras varias negativas por parte de la competencia de gobierno pero que finalmente va a ser toda una realidad.
«Estamos muy contentos de que la gente tenga la posibilidad de entrar a la casa de mi madre, la conozca y vea sus cosas y que se llene de arte y alegría», decía Rosario Flores a la vez que se anunciaba que en esta primavera está prevista la gran apertura. Según se hace eco Qué!, el espacio contará con el patrimonio de la artista, que va desde peinetas, vestidos, composiciones y libros a muchas más cosas que todavía son un misterio. Jerez de la Frontera ha decidido involucrase, por fin, en el deseo de Lola Flores, que era que su casa natal se convirtiera en un museo, y ahora lo tendrá.