El 2022 ha sido un año de zozobra en lo económico pero no solo debido a la inflación, sino al paulatino aumento de presión fiscal en España. El ciudadano se despertó el año pasado con titulares que anunciaban récords en recaudación de impuestos, con un aumento del 17% y acumulando un total de 31.500 millones «extra», a pesar de la floja marcha de la economía.
A pesar de ello, el Gobierno sigue defendiendo que en España no se pagan demasiados impuestos y que estamos en un nivel medio, sin subirlos siquiera. Sin embargo, los datos dicen lo contrario. La presión fiscal en España ha crecido tres veces más que la media de los países de la OCDE. Tanto asalariados como autónomos y empresarios sufren y se quejan de este ahogo paulatino y creciente, que parece continuará en 2023.
PRESIÓN FISCAL FRENTE A ESFUERZO FISCAL
La presión fiscal y el esfuerzo fiscal está en máximos históricos. Pero una no es igual que la otra, y el Gobierno siempre se basa en lo primero. Aún así, incluso la presión baja que tendría España parece indefendible. Según el estudio realizado por el Instituto de Estudios Económicos, la presión fiscal ya supera el 42% del PIB y la previsión es que el 2023 sea el gran año para el fisco, con unas ganancias que superan en más de 50 mil millones respecto a 2019, un 23% más que aquel año pero además con un PIB inferior a entonces, como apuntaba Marc Vidal en su espacio ‘Salida de emergencia’ del programa ‘Herrera en COPE’.
españa será este año líder mundial en presión fiscal, según el índice frank
Señalaba que las cotizaciones a la Seguridad Social son las más altas de Europa y la cuña fiscal está en el 40%, lo que supone que el salario neto constituya «solo» el 60% de su coste laboral. En cuanto al esfuerzo fiscal, ya no hay «matices» respecto a la presión fiscal (que mide el ingreso público comparado con el PIB), usadas muchas veces para compararnos con la supuesta mayor carga tributaria de los países nórdicos. Computa lo que supone al contribuyente ese nivel de recaudación, y aquí somos líderes. El índice Frank, homologado y que compara el esfuerzo fiscal entre países, nos situaba en el cuarto puesto en 2021. Pues bien, ya seríamos líderes en 2023.
Los españoles realizarán este año un esfuerzo un 52% superior a la media europea. Por ejemplo, como apuntaba Vidal, «para nuestro esfuerzo fiscal con el que tienen en Noruega, deberíamos reducir a la mitad nuestra presión fiscal» o un 30% en el caso de Dinamarca, otro ejemplo recurrente. No es lo mismo presión que esfuerzo y no sólo la inflación se come el ahorro y sueldo de los españoles, sino esta creciente fiscalidad, lo que hace que, a pesar de que el sueldo medio es el más alto de la historia (superando los 1.700 euros mensuales), tenga el poder de compra de hace 14 años.
ÉXODO FISCAL CRECIENTE
Por ello parece que eso de irse a vivir a Andorra o tener sociedades en el extranjero ya no eso cosa solo de millonarios. Los asalariados están atrapados en cuanto al pago de impuestos, previamente descontados de sus nóminas, pero no así con los autónomos y empresarios, que cada vez buscan más el asesoramiento fiscal para eludir legalmente (evadir es delito) y pagar lo menos posible.
Ante la creciente presión fiscal, muchos están perdiendo el miedo e informándose de las posibilidades, que en muchos casos pasan por ser residentes fiscales en otro país, o bien optar por otras vías legales sin moverse de España y que desconocían que podían aplicarse, y que de hecho aplican hipócritamente, como apuntan muchas voces que califican la situación como expolio fiscal, muchos de los que defienden la solidaridad fiscal y el pagar más.
EL VECINO QUITA «CLIENTES»
O mejor dicho contribuyentes. No hablamos de paraísos fiscales como Panamá o destinos exóticos y amigables fiscalmente como Tailandia, sino la vecina Portugal, presidida por un gobierno socialista, como en España. Pero allí decidieron incentivar la llegada de capital y de emprendimiento mediante unas condiciones fiscales muy favorables, incluso de cero impuestos en casos como las criptomonedas, aunque una nueva ley ya pondrá un mínimo de contribución. Cada vez son más los españoles que se afincan en el país luso.
Lo mismo han hecho otros países poco sospechosos de dumping fiscal o de querer ser otro paraíso para los que no quieren pagar impuestos o pagar muchos menos, como Irlanda, Rumanía o Georgia. Mientras, el Gobierno ve impasible como cada año se van no solo capital humano asalariado a trabajar en otros países por mayores sueldos y menos carga fiscal de paso, sino capital financiero, empresarial y de emprendimiento que deciden residir fiscalmente fuera para ganar más y perder menos, incluso en muchos casos como única vía para hacer despegar su negocio o mantenerlo.