La diseñadora no comenzaba el año nuevo con buen pie. Abandonaba el plató de Fiesta entre lágrimas al escuchar unas declaraciones del que fuera su marido hasta hace unos meses. No pudo evitar llorar de rabia al escuchar que el torero estaría pensando en tomar medidas legales contra ella por haber hablado de su familia. La guerra entre ellos parece estar comenzando y no tiene pinta de que vaya a terminar próximamente y en términos amistosos.
Mientras, José Ortega Cano celebraba el fin de uno de los años más difíciles de su vida junto a Gloria Camila y José Fernando en Sevilla. Tras unos días de relax y de desconexión en familia, volvían a la capital acompañados de Marina para retomar sus vidas. El torero se mostraba educado con la prensa, valorando el gran apoyo que está recibiendo por parte de sus hijos mayores en estos momentos. Sin embargo, en cuanto se nombra a Ana María Aldón, su estado cambia radicalmente.
De pronto, comienza a caminar hacia la pared para dar la espalda a la prensa. Al ver que esa estrategia no surtía efecto, se giraba y respondía así al preguntarle si es cierto que tomará acciones legales contra la que ha sido su mujer: «nada, nada, déjeme tranquilo». Para evitar más preguntas sobre ella y sobre cómo se encuentra su relación, decidió alejarse de sus hijos para dar un pequeño paseo por el parking de la estación. Tampoco quiso pronunciarse sobre Isabel Luna, que no dudaba en ponerse a su favor y defenderle a capa y espada.
No cabe duda de que el año nuevo va a traer varios conflictos familiares, muchos viajes para cumplir con la custodia compartida de José María y, en definitiva, muchos cambios que harán tambalear la vida de José Ortega Cano y de su mayor apoyo, sus hijos. Su escapada al sur de la península le servía para coger fuerzas para los próximos meses, pero su realidad le seguía esperando en Madrid para cuando volviera.