Si existe una comida que es internacional y que ha estado presente en la gastronomía mundial desde tiempos inmemoriales, esa es el huevo frito. No hay receta más rápida, barata y que necesita pocos ingredientes o ninguno, si no lo tomas con sal, y está realmente delicioso. Eso sin contar que el huevo es uno de los ingredientes más interesantes desde el punto de vista nutricional, uno de los alimentos más completos que hay.
¿El problema? Que no todos saben hacer el huevo frito a su gusto, especialmente los que buscan que tenga puntilla, que la yema esté bien líquida, que logre freírse «en su punto» o que no salte el aceite, pudiendo generar quemaduras. Pero lo cierto es que para todo eso hay una solución, aunque si no eres de los clásicos que fríen el huevo con mucho aceite, puedes optar por una solución que parecería extraña, pero no lo es tanto: freír sin aceite y por supuesto sin que se pegue a la sartén. Vamos a ver todo ello.
1Lo primero y más importante para el huevo frito: una sartén adecuada
Al igual que la sartén también importa en la tortilla de patatas, para el huevo frito también es importante elegir el tamaño y tipo correcto. Lo ideal es una sartén pequeña, que no sea demasiado grande. Eso hará que no tengas que desperdiciar grandes cantidades de aceite. Ya que deberá tener un cierto nivel para que el aceite pueda ser impulsado con la espumadera sobre el huevo.
Por supuesto, es importante que sea antiadherente para que no se pegue. Incluso, si lo quieres hacer perfecto, es preferible usar un aceite de oliva virgen extra de variedad arbequina, que tiene un sabor más neutro para respetar el sabor del huevo. De todas formas, luego te mostraremos cómo freír un huevo y que no se pegue, incluso sin aceite. Pero vamos primero con otros trucos.