San Pedro Canisio fue un sacerdote de la Compañía de Jesús, al que se le canonizó en el año 1925, por el Papa Benedicto XI, siéndole otorgado también el título de doctor de la Santa Iglesia.
Según la información que nos suministra el Instituto Nacional de Estadística español, hay aproximadamente unos 200.000 caballeros que han sido bautizados con el nombre de Pedro Canisio en nuestro país. Siendo Pedro uno de los más comunes nombres para caballeros en nuestro país, es seguro que tienes algún conocido, amigo o familiar que fue bautizado así, por tanto, hoy es otro día en el que puedes felicitarlo, junto con el día de San Pedro Claver, San Pedro Fabro, San Pedro Crisólogo, San Pedro Vincioli, y, por supuesto, San Pedro Apóstol.
San Pedro Canisio
San Pedro Canisio nació en la población holandesa de Nimega, en el año de 1521, y es a este clérigo al que se le atribuye el total mérito de haber sido uno de los principales promotores de la prensa católica, mientras se encontraba ejerciendo como clérigo en sus primeros años en la ciudad alemana de Colonia, sitio en el que centraba su labor en ayudar a los más necesitados.
A los 19 años obtuvo la licenciatura en teología, y con la finalidad de complacer a su padre, dedicó sus esfuerzos para especializarse en derecho. No obstante, luego de llevar a cabo varios retiros espirituales con el padre Favro, quien era comparo de San Ignacio de Loyola, encontró que su verdadera vocación estaba en la vida eclesiástica, por lo que se dedicó aún más a los estudios religiosos e hizo votos de castidad, prometiéndole a Dios que se convertiría en jesuita.
Luego de haber sido ordenado como jesuita, pasó 30 años en incansable labor como misionero, llegando a recorrer la cantidad descomunal de treinta mil kilómetros, entre Alemania, Austria, Holanda e Italia, y a todo aquel que le recomendaba que descansara, le respondía: «Descansaremos en el cielo».
Además, San Pedro Canisio, en su ejercicio como misionero y siendo un religioso consciente de la necesidad de la educación católica, impulsó la fundación de colegios católicos en distintas ciudades de Alemania, con la finalidad de que sus alumnos fueran instruidos en la fe en el Señor.
Según lo que recogen las tradiciones de la época, San Pedro Canisio era especialmente habilidoso en hacer resúmenes de las enseñanzas que impartían los teólogos en sus escritos, convirtiéndolos en un mensaje que fuera más sencillo de comprender para el pueblo. Fue de esa forma que pudo redactar dos catecismos, en los que pudo exponer y resumir los grandes postulados de la doctrina de Cristo.
El formato de sus catecismos
El modo en que San Pedro Canisio lo hizo fue convirtiéndolo en un formato estructurado en preguntas y respuestas de fácil comprensión. San Pedro Canisio es el autor de un catecismo resumido, y otro de carácter más formal y explicativo, ambos llegaron a ser traducidos a unos 24 idiomas.
Se dice que la razón que lo impulsó a escribir estos catecismos es que San Pedro Canisio pudo darse cuenta del inmenso bien que le hacía a los cristianos las buenas lecturas y por eso se propuso crear una asociación de escritores católicos.
Encontrándose en la ciudad de Friburgo el 21 de diciembre de 1597, después de haber rezado el santo Rosario, exclamó lleno de alegría y emoción: «Mírenla, ahí está. Ahí está» y falleció. Lo que la tradición católica cuenta es que la Virgen Santísima había venido personalmente para llevárselo al cielo.
Pero el 21 de diciembre no sólo se recuerda a San Pedro Canisio, sino que el Santoral Católico tiene que ser completado con otros santos y beatos que fueron también fundamentales en la labor de esparcir la fe en Cristo en todos los rincones del planeta, entre los que podemos mencionar a San Anastasio mártir, San Festo, San Glicerio, San Miqueas profeta, San Severino obispo, San Temístocles, Beato Domingo Spadafora y Beato Pedro Friedhofen