El callejón sin salida de la Cumbre del Clima

Y en realidad de cada cumbre. Recientemente finalizó la vigésimo séptima Cumbre del Clima, celebrada en Egipto. Cada vez que se organiza, se alberga la esperanza de un acuerdo que realmente consiga una disminución de emisiones planetarias y parar el calentamiento global que la mayoría de expertos vaticinan y otros cuestionan. Por otro lado, también es una constante un acuerdo, a veces definido como de mínimos, para acabar con la tendencia que nos puede llevar a una colapso climático y de recursos, pero al leer la letra pequeña, quienes los suscriben y quienes no, todo apunta a que quedará en agua de borrajas.

Una vez más, los 27 de esta última Cumbre del Clima decidieron ir abandonando poco a poco la dependencia de los combustibles fósiles. Hablamos de décadas, con lo que no parece muy compatible con dicha emergencia. Sin embargo, tecnológica, económica y socialmente sería ya optimista si se logra en ese plazo, eso si damos por hecho que se cumplan los compromisos. ¿O ni siquiera así evitaremos lo que muchos consideran ya inevitable, ese punto de no retorno que habríamos alcanzado?

LA REALIDAD TOZUDA QUE NO QUIERE VER LA CUMBRE DEL CLIMA

Volvemos al concepto de tecnología. Según la escala de Kardashov, que mide el grado de desarrollo de una civilización planetaria, ni siquiera somos de Tipo 1. Aún somos Tipo 0, porque somos esclavos de los combustibles fósiles, o lo que es lo mismo, hacemos uso de los residuos y deshechos animales y vegetales, acumulados durante miles de años. Todavía estamos lejos de basar nuestra civilización en energías limpias provenientes del propio planeta y del Sol.

Los combustibles fósiles son por tanto la base de cualquier desarrollo y prosperidad en un país, región o zona. Y aquí entra la tan de actualidad visión de la vieja Europa y de un Occidente en decadencia, frente a la pujanza de Oriente y de muchos países en vías de desarrollo, muchos de ellos antiguas colonias que ahora, por fin, parece ir superando, en algunos casos, la capacidad y el nivel de vida de sus antiguas metrópolis. ¿Van a renunciar ellos a lo que nosotros hicimos sin control y durante décadas para poder desarrollarnos? Parece imposible, incluso a pesar de que su proceso está siendo mucho más rápido hacia las energías alternativas, como pasa en China. Otra paradoja del gigante asiático: es el que más contamina, pero también el líder en inversión e implantación de energías alternativas o renovables: nuclear, solar, eólica, geotérmica y la pujante del hidrógeno.

Cumbre Del Clima

¿Y SI LOS RICOS COMPENSAN A LOS POBRES?

El incentivo es la base de la economía capitalista y liberal, así que ¿por qué no aplicarlo para las emisiones? ¿Cómo? Asumiendo «el coste de transferencias integubernamentales», como señalaba el economista Juan Ramón Rallo en su canal de YouTube, hablando sobre el fracaso de la Cumbre del Clima. Sin embargo, Rallo enseguida descarta tal posibilidad, ya que dicha compensación debería de ser tan gigantesca, que directamente hay que descartarlo.

Las conclusiones lógicas del prestigioso economista es que la Cumbre del Clima, una vez más, acabó en fracaso, seguramente un fracaso inevitable o al menos anunciado. Además, los compromisos han sido muy genéricos, seguramente encorsetados o lastrados en tales circunstancias, aparte del otro gran hándicap como es que parte de los países que más contaminan y más poblados, ni siquiera se unen a tales compromisos, sabedores que frenarían su desarrollo y les llevaría a retroceder de nuevo años, y devolver a millones de personas a una pobreza que dicho dispendio energético ha evitado, llevándoles a cotas de riqueza nunca vistas en su historia.

SIN PLANES CONCRETOS Y EFECTIVOS

La Cumbre del Clima de Egipto ni siquiera trajo al menos intenciones ambiciosas, aunque fuera papel mojado. Ni eso. Han sido acuerdos de mínimos e intenciones ya escuchadas y leídas años atrás, repitiéndose una y otra vez. Mientras, 2021 fue el año en que el mundo emitió más toneladas de CO2. China es la que más incrementó su emisión y ya emite tanto como Estados Unidos, la Unión Europea y Japón juntos.

Pero hay un matiz importante: es una dato absoluto. China tiene la mayor población mundial, con lo que el dato habría que verlo por habitante y per cápita, y aquí Occidente sigue siendo líder, porque estos países emiten más por habitante que China, como pasa con otros países con fama de sostenibles, como Canadá, que también está por encima de China en este parámetro.

Sin embargo, hay un hecho desolador: aunque Occidente decidiera o lograra llevar las emisiones a cero, algo utópico, nada cambiaría si los países en desarrollo siguen su curso. No supondría descenso alguno, más aún cuando muchos países aún menos desarrollados en estos momentos, crecerán a mayor velocidad que la ya rica China y volverá el proceso de contaminar más que el que está más desarrollado, sean en términos relativos o absolutos.

Image 237

EL PROBLEMA DE INDIA Y ÁFRICA

De entre estos países en vías de desarrollo está India, que, si no lo es ya, está a punto de ser el país más poblado del mundo, superando a China. Aún tiene a cientos de millones de ciudadanos en la pobreza, con lo que necesitará tanto o más consumo energético como su vecino oriental. Otro argumento para convencernos de que la pronta solución o al menos giro de tendencia es imposible, al menos a corto y medio plazo.

Un caso similar es África, el continente que aún tiene que crecer más, porque tienen el mismo derecho que tuvo en su momento Occidente, y no van a renunciar a ello. Son otros 1.200 millones de habitantes, casi tanto como en India y China. Todos quieren salir de la pobreza y adquirir «niveles de vida similares a los que hoy llamamos países desarrollados», como apunta Juan Ramón Rallo en su vídeo, salvo que «la tecnología mejore», algo que tendría que ser muy rápida y radicalmente. Habrá más Cumbres del Clima, pero todo seguirá igual y la dialéctica histórica y económica seguirá su curso.