San Andrés Apóstol llegó a ser un hombre muy religioso, y según la tradición histórica católica, se piensa que fue el primero de los apóstoles escogidos por Jesús, para que lo acompañaran durante su vida pública, que atestiguara sus milagros y luego saliera a los cominos a propagar la fe en el único Dios.
De ser cierta la información que nos suministra el Instituto Nacional de Estadística de España, hoy es el día en que celebran su onomástico alrededor de 116.700 caballeros que recibieron como nombre de bautismo el de Andrés, y es más que posible que entre tus conocidos, amistades y familiares tengas alguno, por lo que no se te puede olvidar que lo tienes que felicitar por el día de su santo.
San Andrés Apóstol
San Andrés Apóstol comenzó siendo discípulo de San Juan Bautista, hasta que a las orillas del Jordán, fue llamado por Jesús para que lo siguiera, y así ocurrió. Según los datos históricos, San Andrés Apóstol nació en la población de Betsaida, cercana al mar de Galilea, siendo esa la población en la que pasó los primeros años de su vida, junto a su hermano Simón, que luego se convertiría en San Pedro Apóstol, a quien el 29 de junio recodamos.
Los dos eran hijos de Jonás y pescadores, hasta el momento en que Jesús los convirtió el discípulos suyos, para que se convirtieran en ‘pescadores de hombres’, así que dejaron el trabajo de las redes en el Mar de Galilea. San Andrés Apóstol logro muchas conversiones durante su vida, contribuyendo a la construcción de varias iglesias.
Una de las que pudo convertir fue Maximila, quien era la consorte del procónsul Egeas, y cuando éste se enteró de la conversión, fue a la ciudad a ordenarle a los cristianos que debían hacer sacrificios a los dioses paganos, a lo que San Andrés Apóstol contestó que no lo harían, tratando de que el propio Egeas se convirtiera, pero no sólo Egeas no se convirtió, sino que ordenó que fuera encarcelado.
Después Egeas amenazó a San Andrés Apóstol con someterlo al suplicio y ordenar que fuera crucificado si se seguía negando a hacer sacrificios a los dioses paganos, pero el Apóstol siguió negándose, así que se ordenó que fuera azotado por veintiún hombres, y posteriormente llevado hasta el patíbulo, en donde se le desvistió y se le crucificó.
Tardó varios días en morir, los cuales aprovechó para predicar ante los miles de individuos que se acercaban al patíbulo, llegando incluso a armarse una protesta en contra de Egeas por la forma en que había tratado a San Andrés Apóstol, por lo que Egeas tomó la decisión de presentarse también en el patíbulo para indultar al santo, a lo cual el apóstol se negó.
El indulto fue inútil
Luego de ser indultado, a pesar suyo, los guardias de Egeas intentaron desatarlo, y todos aquellos que tocaron las cuerdas y la cruz, incluso entre los propios seguidores de San Andrés Apóstol que quisieron rescatarlo, quedaron paralizados de manos y de pies.
Ante esta manifestación, el apóstol realizó una oración y al acabarla, se hizo una luz muy intensa que iluminó la cruz por media hora, pasada la cual, San Andrés Apóstol murió, en la época en la que Nerón se encontraba en el trono del imperio romano.
Fue la propia Maximila, esposa de Egeas quien se ocupó de su cuerpo y le dio sepultura, en el mismo momento en que Egeas, al regresar a su casa murió repentinamente, sin una causa aparente.
Solo la figura de San Andrés Apóstol justificaría un día en el Santoral Católico, pero la iglesia recuerda el día de hoy 30 de noviembre a otras figuras que, aunque no tienen la misma importancia, fueron relevantes para el crecimiento de la fe en Cristo, entre los que están:
San Constancio, San Cutberto Mayne, San Euprepes, San Gálgano Guidotti, San Josberto monje, San José Marchand, Santa Justina vírgen y mártir, Santa Maura vírgen y mártir, San Mirocleto, San Tadeo Liu Ruiting, San Troyano, San Tugdual, San Zósimo, Beato Alejandro Crow, Beato Bernaldo monje, Beato José Otín Aquilé, Beato Juan de Vercelli, Beato Ludovico Roque Gientyngier y Beatos Miguel Ruedas Megías y seis compañeros.