En la vida hay momentos duros, y uno de esos momentos duros realmente es ese en el que te das cuenta de que ya no eres un niño o una niña y empiezas a ser un adulto. No importa que sientas que sigues siendo niño, hay varias alertas para saber cuándo ha pasado esto.
Un adulto en realidad es como un niño pero con responsabilidades, lo cual puede parecer un rollo, pero hay que ser positivos y buscar sus ventajas, que también las tiene, como poder hacer lo que quieras cuando quieras. Estas son algunas de las alertas que te harán ver que ya no eres un niño y que te has convertido en un adulto.
[nextpage title= «La cereza del pastel»]
Este es uno de los primeros síntomas que te van a advertir de que ya no sigues siendo un niño por más tiempo. Has crecido y resulta que, esa cereza del pastel que tanto te gusta y tu madre siempre te daba, no es para ti.
Pueden pasar varias cosas, entre ellas que haya un niño, hermano o primo, más pequeño que tú en la mesa y él la merezca por edad más que tú, y eso no va a querer decir todavía que eres adulto, solo que no eres el más pequeño.
Pero si no hay nadie más pequeño que tú en la mesa, puedes preocuparte; ese día que no quieres que llegue, en el que tu querida madre no se acuerda de darte la cereza que tanto te apetece y merecías por derecho, está aquí.
[nextpage title= «Caldo»]
Ya te tienes que ocupar de todas tus comidas, no hay nada más rollazo que eso, pensar qué vas a cenar, qué vas a comer, qué hay para desayunar, tener que estar pendiente de esta responsabilidad te desquicia.
Así que, un día cualquiera, te levantas y compruebas con terror que te has dejado ese delicioso caldo, que puede que te haya hecho tu madre, fuera de la nevera. Horror, ese caldo no debería estar fuera, debería estar dentro.
Así que si, por una remota casualidad el caldo en vez de estar malo y listo para la basura, no se ha puesto malo, está todavía comestible y te soluciona una comida, la emoción te llena por completo. Sí, si te emocionas por esto no eres un niño.
[nextpage title= «Bolsa con bolsas»]
Ningún niño que conozcamos, o mejor dicho, ningún niño del planeta piensa ni de lejos en guardar una bolsa con bolsas dentro, una bolsa para guardar bolsas que guardarán dentro muchas cosas, pero ahora están vacías.
A veces hasta se te acumulan de una forma un poco insana, no sabes qué hacer porque no te caben más, y pruebas a ponerlas de bolsas de basura, pero no resulta porque las bolsas de basura son más grandes que las que guardas.
Pero sí, si eres de los que guardas una bolsa con bolsas dentro, dobladas casi seguro para que quepan más, eso quieres decir que eres ya un adulto, asúmelo, es cosa de mayores y de seres humanos responsables que reciclan.
[nextpage title= «Dentista»]
Cuando eras niños y tenías que ir al dentista esto era una lucha, en ocasiones de días completos, con lloros, lágrimas, protestas varias y hasta amenazas a los mayores, porque no, el dentista no mola y da mucho miedo.
Pero de repente, un día, te levantas por la mañana y decides que vas a llamar a tu dentista porque es hora de ir, te toca algo así como una revisión anual o una limpieza, da lo mismo. Y llamas de forma voluntaria, porque quieres.
También puede pasar que llames, voluntariamente, porque no te has hecho esas revisiones y ahora resulta que tienes una caries y necesitas urgentemente que el dentista te alivie el dolor, te de medicación o te haga un empaste.
[nextpage title= «Harry Potter»]
Ves Harry Potter con otros ojos. Si te pones las películas empiezas a cuestionarte muchas cosas, como por ejemplo la que hay siempre liada en el colegio de magos y hechicería y que nadie haga nada para solucionarlo.
Ningún adulto, ni siquiera Dumbledore hacen nada para arreglar lo que está pasando. Y son los niños solos los que se ocupan de la seguridad casi del planeta entero, enfrentándose a tremendos horrores y peligros.
O la copa de los Tres magos, en la que Harry acaba participando y que resulta que es tan peligrosa para unos menores que uno de ellos acaba muerto. Pero no hacen nada, es como normal que los niños hagan esas cosas. Y tú ahora sí te lo preguntas.
[nextpage title= «Baja laboral»]
Te pones enfermo, te sientes fatal y tienes que acudir a tu médico de cabecera a que te de la baja. El médico te ve mal y te da la baja una semana, porque necesitas reposo y ponerte bien de verdad, y solo así lo vas a lograr.
A los tres días vuelves al médico, por tu propio pie y como decisión propia y le pides a ese mismo médico que te deje volver a trabajar. Necesitas el alta, no puedes seguir en casa pensando en todo lo que hay que hacer en esa oficina.
Prefieres volver a trabajar y ver qué se cuece allí que seguir en casa, tirado en el sofá y preocupado. Cuando eras niño esto no podías ni imaginarlo, estar en casa enfermo era casi un regalo, cuidados, mimos, sin deberes…
[nextpage title= «Nutella»]
Esta afirmación es buena de verdad. Ya que tiene muchas interpretaciones. Y es que cuando eres pequeño no puedes nunca, jamás, poner toda la Nutella o Nocilla al pan que tu querrías, siempre hay un adulto para decir que es suficiente.
Ahora eres adulto, pagas tu Nutella, compras tu Nocilla, y puedes poner en el pan toda la que quieras, pero muchas veces te sorprendes a ti mismo viendo que no, no pones más que cuando eras pequeño. Pones menos.
La salud, el colesterol, el azúcar te hacen plantearte muchas cosas, y pones la Nutella que quieres, pero no es mucha, suele ser menos que antes. ¿Quién te iba a decir a ti que esto iba a llagar a pasarte alguna vez en tu vida? Pues es así.
[nextpage title= «El tiempo»]
Quieres saber todos los días qué tiempo va a hacer. Le prestas atención a la mujer del tiempo, escuchas con devoción al hombre del tiempo, y comparas predicciones de varias cadenas de televisión, para ver en qué coinciden.
O te instalas aplicaciones en el móvil con alertas de lluvias o altas temperaturas, porque quieres estar preparado. Y no solo pasa en tu día a día, no solo miras el tiempo que va a hacer hoy o mañana, lo tuyo va más allá.
Tú necesitas una previsión de una semana de antelación. Así sabes qué va a pasar con ese puente o ese festivo que tanto esperas. Porque puede pasar que una fiesta nacional se de con lluvia y quieres tener los planes correctos.
[nextpage title= «Ordenador»]
Lo que haces en el ordenador cambia invariablemente a lo que hacías. Antes podías pasar horas navegando en redes sociales, leyendo mails o incluso jugando a juegos online en red en el ordenador. Pero eso queda atrás.
Ahora, notas que cuando te sientas delante de un ordenador lo haces, sobre todo, para trabajar, y cuando decimos «sobre todo», decimos un 90% del tiempo, fácilmente. Ordenador es casi sinónimo de trabajo.
Ni se te ocurre llegar a casa y encenderlo otra vez, casi no te apetece, como mucho miras algo que no hayas podido mirar en el trabajo y, además, tienes el móvil con las aplicaciones que necesitas para tu ocio. Así que no lo enciendes.
[nextpage title= «Peluquería»]
Ahora no te da miedo asomar la mano por debajo de la manta de la peluquería para poder rascarte la nariz. Esto antes daba pavor, ya que imaginabas que terminabas con un dedo menos o con un gran corte en la mano.
Ahora, si estás en la peluquería y te pica algo, sacas la mano, con valentía, y casi no te acuerdas de aquellos días en los que llorabas si tenías que ir a que te cortaran el pelo, porque creías que cortar el pelo dolía mucho.
Y hasta aquí los 10 síntomas que te demuestran que eres adulto. La niñez quedó atrás y tú sabes cómo vas a vivir el resto de la vida, con preocupaciones, responsabilidades y un poco más de valentía en cosas importantes, como la peluquería.