La Fundación del Patrimonio Ferroviario restaura una histórica locomotora de RENFE

Han finalizado los trabajos de restauración de una locomotora diésel de maniobras que perteneció en su día a la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (RENFE).

Construida en 1977 por La Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona, se trata de una máquina de la antigua serie 10.400 (posterior 304) de RENFE. Estas locomotoras estuvieron presentes en muchas estaciones de la Red a lo largo de varias décadas, siendo las encargadas de las maniobras de formación de las composiciones de trenes.

Finalizada su vida activa, esta locomotora fue adquirida por Standard Railway Company, su actual propietaria, que fue quien decidió ponerla en manos de la Fundación del Patrimonio Ferroviario de cara a su restauración. Restauración que, respetando su naturaleza y características, debía ser de carácter funcional, devolviendo la máquina a su plena y total operatividad.

Visto por la Fundación del Patrimonio Ferroviario el interés histórico de la locomotora, se decidió acometer su restauración, haciendo entrar en escena a la Sociedad Española de Actuaciones Mecánicas, especializada en este tipo de vehículos, quien quedó encargada de la ejecución de los trabajos materiales.

Iniciados tales trabajos, su primera fase consistió en el desmontaje de los elementos vinculados a la operatividad de la máquina, la mayor parte de los cuales se hallaban gravemente dañados. Especial atención requirió el motor Sulzer, además de los motores de tracción, las bombas, los accionamientos, etc.

Mientras se llevaban a cabo las actuaciones de rectificación precisadas por el motor, fueron reparados el resto de elementos vinculados al movimiento de la locomotora, entre los que se hallaban bielas y cajas de engrase. Todos ellos fueron quedando progresivamente en condiciones de ser repuestos a su lugar y de recobrar su plena funcionalidad.

Tras los últimos trabajos en el motor Sulzer y en los motores de tracción, tuvo lugar la renovación de gran parte de los sistemas eléctrico, neumático y de refrigeración de la locomotora, que se habían visto afectados por un profundo nivel de deterioro. Todos ellos quedaron progresivamente en perfectas condiciones de operatividad.

Especial fue el caso del interior de la cabina de conducción, donde el diverso instrumental de medición y control tuvo que ser detenidamente reparado. Recuperados todos los elementos y devueltos a su operatividad, la cabina quedó en óptimas condiciones para el gobierno de la locomotora. Todo ello pudo ser comprobado mediante las reiteradas pruebas a que fueron sometidos dichos sistemas.

La carrocería de la máquina necesitó también actuaciones de mucha profundidad, dada la enorme corrosión que presentaban algunas de sus partes. Tras la fase de saneamiento del conjunto de la misma, tuvo lugar su imprimación integral, a la que siguió la fase final de pintado.

Concluidos los trabajos, tuvieron lugar diversas pruebas en vía. Las iniciales sin carga y las siguientes con diferentes cargas remolcadas. Dadas estas por concluidas tras el satisfactorio resultado de todas ellas, la locomotora quedó dispuesta para su entrega a la empresa propietaria.

La máquina, por acuerdo entre esta y la Fundación del Patrimonio Ferroviario, incorpora el esquema de pintura propio de RENFE en la década de 1970. Las placas de construcción le serán incorporadas posteriormente.

Dicha empresa propietaria, de acuerdo con su filosofía empresarial, la empleará a partir de ahora en labores ordinarias, a fin de que los rendimientos económicos que ofrezca su utilización permitan hacer frente a los costes del esmerado mantenimiento técnico que este tipo de material ferroviario exige.

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