La música y la noche siempre han sido relacionadas con las drogas de diseño, o las drogas como el cristal con la noche y la música. Este es un orden que se lleva dando desde hace numerosas décadas, tanto en la población más joven como la que no lo es tanto. Y eso ha seguido llegando hasta nuestros días.
Es lo que tenemos justamente en la actualidad con la que se trata del cristal, una de las drogas de diseño más populares, y que han alcanzado cotas de consumo superior al doble en los últimos años. Y sí; los jóvenes, sobre todo los que llegan la horquilla de los 16-34 años, son los que la han aupado considerablemente.
En ello, y de una forma más que incentiva, se ha visto también como la población de corta edad la ha empezado a consumir antes que sus generaciones anteriores. El problema añadido, además de que se sigue viendo como parte de las drogas más asistidas, es que se ve como un arma letal que, literalmente, puede matar.
El cristal, una droga muy dependiente de crecimiento claro
Hablamos así de la que es familia de las metanfetaminas, que son estimulantes, un tipo de droga que hace que la gente siga despierta y en continua actividad con una menor necesidad de dormir.
Estas drogas se venden en forma de pastillas, polvo o cristales a trocitos, llamados hielo o cristal, que son los apodos de la metanfetamina cuando se toma en forma de cristal; es una droga popular, sobre todo entre los adultos jóvenes y quienes van a muchas salas de fiestas y clubs nocturnos.
En relación a ella, los datos confirman que el 5% de la población lo ha probado alguna vez y que se la concibe como la tercera droga ilegal más fácil de conseguir. Mientras en 2014 solo un 1,2% de la población entre 14 y 18 años había tomado éxtasis, esa cifra ha subido al 3,1% en el último registro.
Del mismo modo, estos datos muestran un crecimiento claro del éxtasis en nuestro país. En esas, el cristal se puede consumir de varias formas diferentes; desde fumar, ingerir (en píldoras), aspirar o inyectar (el polvo se disuelve previamente en agua o alcohol).
En el caso de los que la consumen, o mejor dicho, sus dependientes, son personas que a menudo toman dosis repetidas en una modalidad de ‘exceso y derrumbe’, como se le llama. En algunos circusntancias, no obstante, el consumo se hace en una modalidad de exceso conocida como ‘corrida’, en la que la persona no come ni duerme, pero consume la droga cada pocas horas durante varios días.
Suele consumirse en lugares de ocio, pero puede llegar al abuso
Estas sustancias, a la vez que el resto de las consideradas de su familia, como la mefedrona o el sildenafilo suelen consumirse en lugares de ocio, de modo recreativo. Vista así como de las más destructivas del panorama, el problema con estas sustancias es que hay una línea muy fina entre el consumo de ocio y el abuso. Por ello se puede a desarrollar una adicción a las drogas sintéticas.
Aunque las estadísticas indican que el MDMA (otro de los nombres del cristal) no tiene un gran potencial adictivo, su consumo entraña riesgos y una posible adicción psicológica. Además, el consumo abusivo suele ir de la mano con otros problemas afectivos/psicológicos.
Algunos consumidores argumentan que iniciaron el consumo de cristal por curiosidad, ya que querían saber que se siente, ya que no conocían sus efectos y deseaban experimentar. Hay que destacar que así se piensa en un principio cuando se desconoce el verdadero problema del consumo de drogas en general, no solo de la metanfetamina o cristal.
En realidad, hay que tomar en cuenta que, el consumo de cristal o metanfetamina es ocasionado por rasgos de la personalidad, la relación de amigos y parejas, la historia familiar, los antecedentes de consumo de otras sustancias, el ambiente y espacio de trabajo, entre otras.