El Rey Carlos III cumple 74 años. Toda una vida siguiendo el gran ejemplo de su madre, la Reina Isabel II, y ahora llevándolo a cabo tras su fallecimiento el pasado 8 de septiembre. Un día controvertido: la pena de un hijo y la alegría de un príncipe que asciende al trono y con él, su mujer, Camilla Parker, como ‘reina consorte’.
«Dado que Dios todopoderoso se ha complacido en llamar a su misericordia a nuestra fallecida soberana, la reina Isabel II, de memoria sagrada y gloriosa, la corona de Reino Unido e Irlanda del Norte recae única y legítimamente en el príncipe Carlos«, decía el secretario del Consejo de Acceso al leer la proclamación de rey el pasado 10 de septiembre.
Muy querido, pero a la vez criticado durante sus años como Príncipe por su polémico matrimonio con Diana de Gales, del que todavía sigue arrastrando el lastre por no haberle dado su lugar. El Príncipe Carlos no supo gestionar la fama que su mujer adquiría ante la prensa por su aire rejuvenecedor en la monarquía británica y pagó con ella las frustraciones que le provocaba estar en un segundo plano, pero sobre todo por estar alejado de la que siempre ha sido el amor de su vida.
Camilla Parker se ha mantenido durante todo este tiempo en un segundo plano y ha sabido ganarse el cariño y afecto de sus dos hijos, Harry y Guillermo, quienes se han dejado ver al lado de la mujer de su padre en numerosos eventos. Ahora, como ‘reina consorte’ ha pasado a tener un papel fundamental no solo en la vida del Rey Carlos III sino para su institución.