San Judas Tadeo es uno de los dos grandes mártires de Persia, junto con Simón el Cananeo, quienes se unieron en Mesopotamia con el propósito de predicar la fe en Jesús, y aunque no se trate precisamente de un nombre muy popular, por el papel que tuvo el Apóstol Judas en el apresamiento de Jesús, nadie duda en encomendarse a San Judas Tadeo como santo patrón de las causas imposibles.
San Judas Tadeo
De acuerdo con algunos textos de origen neotestamentario, San Judas Tadeo llegó a ser uno de los discípulos del grupo de los doce que siguieron a Jesús de Nazaret. De hecho, tanto en el evangelio de Marcos, como en el de Mateo, es nombrado por el simple apelativo de Tadeo.
Y si consultamos en evangelio de Lucas o en los Hechos de los Apóstoles es llamado Judas de Santiago, sin embargo los especialistas no están muy convencidos de que Tadeo y Judas de Santiago sean la misma persona.
Otros han indicado que San Judas Tadeo realmente fue Judas, hermano menor de Jesús. Siempre que se le menciona con el nombre de Judas, todos los que quieren hacer referencia a él, sienten la necesidad de agregar algún otro apelativo o una especificación, probablemente porque se preocupan porque su figura sea confundida con la de Judas el Iscariote.
Un nombre judío común
Pero el nombre Judas es muy común entre los judíos, no solo en la época de Cristo, sino en la actualidad, de hecho, en el hebreo original de pronuncia como Yehuda, que literalmente quiere decir ‘alabanzas sean dadas a Dios’, que a su vez tiene su origen en el arameo, donde el significado es ‘el valiente hombre de pecho robusto’.
Otro nombre con el que es designado San Judas Tadeo es el de Lebeo, que quiere decir ‘hombre de corazón tierno’. En el interior del grupo de los doce apóstoles, San Judas Tadeo, junto con Simón el Cananeo, también conocido como Simón el Zelote, eran los más judaizantes, es decir, los que más quisieron que se preservaran las costumbres y usos de la religión judía.
En el evangelio de San Juan, se cuenta que San Judas Tadeo pudo ser uno de los privilegiados testigos de la última cena, teniendo una participación no sólo activa sino explícita. Tradicionalmente le ha sido atribuido ser el autor de la epístola de Judas, aunque eso también ha sido tema de discusión entre los especialistas en las Sagradas Escrituras.
El inconveniente de los equívocos que se han cometido respecto a la verdadera identidad de San Judas Tadeo, se ha podido reflejar en toda la iconografía que ha sido construida a su alrededor a través del tiempo.
Ha sido representado sosteniendo una maza, o un mazo, que es una herramienta que, según los tradicionalistas, fue la que se usó en su martirio, pero a partir del siglo XIV se lo comenzó a representar con un hacha, una alabarda o una espada. Otra manera en la que es representado es sosteniendo una ‘regla doblada’’ que en realidad es una estilización de un sable shamsir que tiene origen persa, con el que se dice también que fue decapitado.
Otros nombres y cargos con los que es conocido son el hijo de Cleofás, en el catolicismo, pero no en el protestantismo; el hermano de otro apóstol, Santiago el Menor; y el Trinomio, o el de los tres nombres.
La decisión que les costó la vida
Junto a Simón el Cananeo, San Judas Tadeo se dedicó a predicar las palabras de Cristo en Mesopotamia, cuando fueron sorprendidos por hechiceros paganos, al llegar a la población de Suamir, y se intentó obligarlos a adorar a los dioses paganos, por lo que cuando se negaron, fueron condenados a muerte.
De San Judas Tadeo se cuenta que su cabeza fue aplastada con un mazo y luego seccionada del cuerpo con una espada shamsir. Al enterarse de estas muertes, el rey Acab de Babilonia invadió Suamir y tomó los cuerpos de los mártires para llevarlos hasta Babilonia, y cuando ocurrió la invasión musulmana, los restos de ambos mártires fueron trasladados hasta la ciudad de Roma.
Al llegar el año 800, los restos de los dos apóstoles le fueron mostrador a Carlomagno por el papa León III, y le fue concedido que pudiera llevarse parte de las mismas a Francia, siendo colocadas en la Basílica de San Saturnino de Tolosa, en la ciudad de Toulouse, en donde hasta la fecha son venerados.
Pero, aunque San Judas Tadeo tiene la importancia necesaria para ser recordado hoy, 28 de octubre, el Santoral Católico no está completo, porque deben agregarse los nombres de otros hombres y mujeres que contribuyeron a la expansión de la fe católica por el mundo, entre los que se encuentran:
San Simón apóstol, San Farón de Meaux, San Ferrucio de Maguncia, San Fidel de Como, San Germán de Annecy, San Ginés de Thiers, San Juan Dat, San Rodrigo Aguilar, San Salvio de Amiens, Beato José Ruiz Bruixola y Beato Salvador Damián Enguix Garés.