Los huesos de santo son el postre más emblemático de la festividad de todos los santos, y hacerlos para disfrutarlos el 1° de noviembre de cada año, es una de las tradiciones más arraigadas en diferentes hogares españoles. Su elaboración coincide con la época de recolección de las almendras en los campos, así que no es de extrañar que para su preparación, las almendras, huevos y azúcar sean los principales protagonistas.
Esta receta, la cual es perfecta para intolerantes al gluten, tiene su primer registro escrito en el año 1611 en el libro arte de cocina de Francisco Martínez Montiño, el jefe de la cocina real de Felipe II, y si bien, a simple vista, los huesos de santo parecen ser muy laboriosos, la verdad es que siguiendo los sencillos pasos los puedes preparar perfectamente. Así que anímate a prepararlos y revive la tradición que durante años ha vivido cada hogar español.
6Dale forma a los huesos de santo
Cuando tengas lista la masa del mazapán, colócala sobre un papel vegetal y con la ayuda de un rodillo procede a estirarla hasta que tenga un grosor de unos 3 mm aproximadamente. Corta el mazapán en tiras que tengan 17 cm de ancho, y una vez que lo hagas, ten a la mano un pequeño rollo para formar los huesos de santo.
Pasa por azúcar pulverizada los cilindros que te servirán para darle forma a los huesos de santo, los cuales deben quedar como unos pequeños tubos huecos en su interior para rellenar con la crema de yema.
Una vez qué pases el cilindro por azúcar pulverizada, enrolla el mazapán para que quede un cilindro perfecto y presiona ligeramente el extremo para que quede bien pegado y no se puedan abrir. Deja los rollitos de mazapán sobre la bandeja para dejar que se sequen durante 5 horas aproximadamente.