Alberto Torres, el interiorista hecho a sí mismo

Alberto Torres soñó con ser director de cine y ahora es uno de los interioristas más buscados del momento en España, por sus proyectos de interiorismo en propiedades vacacionales, así como por sus apariciones en programas de televisión. Le apasiona la creación de espacios únicos y magnéticos.

¿No te importa que otros te imiten?

Como decía Coco Chanel: “Si quieres ser original, entonces espera a ser copiada”. De hecho, solo copian a los que tienen algo que ofrecer.

¿Cuántos años llevas viviendo de tu pasión, la decoración, y cómo defines este momento tan especial en tu vida?

Llegué por azar, o más bien por culpa de mi socio David González, a este mundo. Llevo viviendo de mi pasión, la decoración, desde hace unos 27 años. En este momento tan especial en mi vida, estoy muy contento y orgulloso de haber conseguido llevar a cabo uno de mis sueños, desde el primer proyecto, fundamentalmente porque me dedico a lo que me gusta. Soy de esos hombres que tienen la sensación permanente de vivir feliz, sé que no está bien visto decir esto, pero es lo que siento.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Lo que más me gusta de mi trabajo es poder crear, poder disfrutar de mi trabajo y poder hacer feliz a la gente con mis creaciones. Y el hecho de poder cambiar tanto de registro. Cada proyecto es como una película, una historia que contar para alguien. Me interno en las necesidades de cada propuesta y me dejo llevar. Cambio tanto de piel como tipo de trabajo llega a nuestro estudio. Desde un bar clandestino, hasta un chalet minimalista para un arquitecto.

¿Qué es lo que te gustaría que la gente supiera de ti?

Me gustaría que la gente supiera que soy una persona feliz y que mi objetivo vital es contagiar esa felicidad tanto a los que me rodean, como a la mayor cantidad de gente posible en todo el mundo, a través de mi trabajo. Estudié para ser director de cine, pero por azar acabé siendo interiorista.

¿A quién admiras dentro y fuera del cine?

Dentro del mundo del cine admiro a todos aquellos directores que son capaces de crear mundos únicos. Fuera del mundo de las pantallas, admiro a todas aquellas personas que son capaces de luchar por sus sueños y conseguirlos.

Has dicho que el interiorismo llegó a tu vida casi por azar. ¿Azar, seguro?

No, no fue del todo azar. Yo quería ser director de cine y me estaba formando para ello, pero en mi segundo año de carrera me di cuenta de que no era lo mío. Fue entonces cuando mi socio David González, que veía en mí más de lo que yo veía, me propuso que trabajáramos juntos y así fue como llegué a este mundo.

¿Volverías a intentar ser director de cine?

No, porque he encontrado una pasión que me llena y para quitarme el gusanillo tengo los programas de televisión que producimos. 

Belleza o funcionalidad: si tienes que elegir, ¿qué te importa más?

La funcionalidad es lo primero que tengo en cuenta en todos mis proyectos, pero sin dejar de lado la belleza. Para mí, un espacio tiene que ser funcional y bello. Si no, la felicidad no está completa. No hay como ver el rostro del cliente cuando ve por primera vez un espacio nuestro.

Cuéntanos algo de tu último proyecto en la urbanización Costa de Madrid “Apartamento Paraíso San Juan”.

Este proyecto fue muy especial para mí, porque no solo era decoración, sino crear toda una identidad propia del espacio. La urbanización Costa de Madrid es un lugar muy especial, se encuentra olvidada por los madrileños y es una gran oportunidad. El apartamento Paraíso San Juan es una joya. Cuenta con unas vistas increíbles y el reto fue crear un espacio acogedor y lujoso, pero a la vez funcional y cómodo, un auténtico imán para las personas que buscan un lugar para desconectar y un negocio muy rentable para sus propietarios.

Las lámparas y los papeles pintados, ¿son un clásico de Alberto Torres?

No, no siempre utilizo lámparas y papeles pintados en mis proyectos, pero sí que son unos elementos que me gusta utilizar. En el apartamento Paraíso San Juan utilicé un papel pintado muy especial en el dormitorio y el salón, que creaba una atmósfera muy acogedora y relajante. Y en cuanto a las lámparas, utilicé unas lámparas con materiales naturales en el salón y el dormitorio, que creaban un ambiente mágico.

Un creador de felicidad, que así te han definido alguna vez, ¿qué es?

Para mí, la felicidad es un mantra, una forma de ver la vida. Yo soy una persona muy positiva y creo que la felicidad es contagiosa, así que me gusta rodearme de gente feliz y hacer feliz a la gente con mis proyectos.

Los espacios nos aportan paz, calma y tranquilidad o nos dan vitalidad, energía y eso se siente, se transmite. El entorno puede modificar nuestro estado de ánimo.

¿Utilizas los recuerdos y las experiencias que vives cuando paseas por el mundo? ¿Cómo lo plasmas en tus decoraciones?

Sí, utilizo mucho mis recuerdos y experiencias en mis decoraciones. Me gusta viajar y conocer nuevos lugares, y siempre estoy buscando inspiración en todas partes, el cuadro de un museo, la arquitectura o incluso en los emplatados del menú de un restaurante, algunos platos son auténticas obras de arte por composición y equilibrio.

¿Y si hablamos de arte?

El arte es muy importante para mí y siempre trato de incorporarlo en mis proyectos. Me gusta inspirarme en piezas de arte contemporáneo, que aporten un toque de originalidad y modernidad. En la universidad tenía una asignatura de arte y otra de estética y me abrió un mundo que no puede faltar en ninguno de mis proyectos.

Actualmente, estás creando uno de los lugares más exclusivos y secretos de la capital, ¿qué nos puedes contar sobre esto?

Sí, estoy creando un lugar muy especial y secreto en Madrid, que estará terminado en unos días. Se trata de un speakeasy de lujo que nos traslada a los años veinte del siglo pasado, “no abierto al público», solo se podrá acceder por invitación, en pleno centro del barrio de Salamanca de Madrid.

Como Alicia cuando atraviesa el espejo y pasa al otro lado. Un lugar que conecta dos mundos: el real y el imaginario.

¿Cómo sería la vida perfecta para Alberto Torres?

Una vida perfecta para mí, sería en la que pudiera disfrutar de mi familia y amigos, trabajando día a día en lo que me gusta y que mi trabajo contribuya a hacer a la gente feliz. A caballo entre la ciudad, que me transmite y me estimula con todas sus propuestas, y otro espacio en plena naturaleza, donde descansar y cargar pilas para continuar.

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