El 21 de octubre se rinde honores a muchas santas, entre las que se encuentran la Madre Laura de Santa Catalina de Siena y Santa Úrsula y sus compañeras mártires, ambas figuras canonizadas por la iglesia católica, por lo relevante que fueron sus vidas para las comunidades cristianas. Si nos guiamos por los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística español, hoy celebran su onomástico más de 54.000 damas que fueron bautizadas con el nombre de Catalina y tenemos una nueva oportunidad para felicitarlas hoy.
Madre Laura de Santa Catalina de Siena
Nacida con el nombre de Laura Montoya Upegui, la Madre Laura de Santa Catalina de Siena nació en un pequeño poblado con el nombre de Jericó, en Colombia, el 26 de mayo del año 1874. Perteneció a una familia que era profundamente cristiana. Tal era la devoción de esta familia por la fe y por los sacramentos, que la recién nacida Laura fue bautizada a tan sólo cuatro horas de haber nacido y el cura que la bautizó le impuso el nombre de María Laura de Jesús.
A sólo dos años de su nacimiento, su padre fue asesinado por causa de una guerra en la que éste defendía a la religión y a su patria, dejando sola a la esposa, quien tuvo que hacerse cargo, con muchas estrecheces de la crianza de los tres hijos del matrimonio y en tiempos en los que imperaba gran pobreza en la región.
A pesar de la condición en la que quedó su familia, la infancia de la Madre Laura de Santa Catalina de Siena transcurrió en medio de muchas carencias, pero también en medio del ejercicio del perdón a los que mataron a su padre, lo que logró fortalecerla, tanto en su carácter como en sus sentimientos por el cristianismo.
Todas las situaciones por las que tuvo que pasar la Madre Laura de Santa Catalina de Siena hicieron que tuviera una existencia llena de dolor y de incomprensiones desde una edad muy temprana, debido a que tuvo que entender a las mañas el significado de ser huérfana, y a mendigar el cariño de sus familiares.
Con el paso del tiempo su fe se fortaleció
A medida que fueron transcurriendo los años, gracias al espíritu de Dios imbuido en ella y a su lectura constante de publicaciones espirituales, en particular la Sagrada Biblia, la Madre Laura de Santa Catalina de Siena fue tomando el camino de la penitencia, la oración contemplativa y un deseo ferviente por convertirse en religiosa.
Aunque no pudo tener estudios, debido a la pobreza de su familia, María Laura de Jesús llegó a ejercer el cargo de maestra en educación elemental, y en el año 1914, con el apoyo de monseñor Maximiliano Crespo, quien para la fecha era el Obispo de Santa Fe de Antioquía, pudo formar una familia religiosa propia, que se llamó Las Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena.
Por medio de la obra que realizaba, esta orden rompió los moldes y las estructuras que causaban las insuficiencias y carencias que afectaban a la labor de cumplir con los ideales misioneros, realizando una muy importante labor para la evangelización. Su obra fue tan reconocida que el proceso de beatificación de la Madre Laura de Santa Catalina de Siena se inició oficialmente en el año 1964, y tan sólo 4 años después se logró la aprobación pontificia de su congregación.
Durante el año 1973, el papa Juan Pablo II declaró que la Madre Laura de Santa Catalina de Siena, debía ser considerada como Sierva de Dios, y el mismo papa, dieciocho años luego, la declaró como Venerable. Luego de esta proclamación, el mismo Juan Pablo II promulgó el decreto sobre el milagro necesario para su proceso de beatificación, y en el año 2004, el mismo papa la declara Beata.
El 21 de octubre, además de la Madre Laura de Santa Catalina de Siena, también se rinde honores a otros hombres y mujeres cuya vida y obras fueron un ejemplo para sus hermanos cristianos, por lo que el Santoral Católico del día de hoy se completa con otros nombres, entre los que se encuentran:
Santa Úrsula y compañeras mártires, San Bertoldo de Parma, Santa Cilina de Laon, San Hilarión anacoreta, San Juan Thwing de Bridlington, San Malco monje, San Mauronto de Marsella, San Pedro Yu Tae-ch’l, San Severino de Burdeos, San Vendelino de Tréveris, San Viator de Lyon, Beatos Luigi y María Beltrame y Beato Pedro Capucci.