San Pablo de la Cruz fue un presbítero que pasó la mayor parte de su vida en el servicio a los enfermos y a los pobres, llevando desde muy joven una vida penitente, y en Santoral Católico nos brinda una nueva oportunidad en el calendario para felicitar por su onomástico a todos nuestros familiares, amigos y conocidos que han sido bautizados con el nombre de Pablo, que en España son muchos, porque se trata de un nombre bastante común.
San Pablo de la Cruz
San Pablo de la Cruz nació en la población de Ovada, en Italia, en el año 1694, y a una edad muy temprana, decidió renunciar a todas sus posesiones, para poder llevar una vida como eremita fundando la Congregación de los Pasionistas.
Llegó a ser ordenado como sacerdote y trabajó intensamente desde ese momento por el bienestar de los enfermos y de los pobres, por lo que tomó parte en múltiples misiones populares. Falleció en la ciudad de Roma a la edad de 80 años y su canonización se llevó a cabo por el papa Pío IX en el año 1867.
Nacido con el nombre de Pablo Francisco Danei Massari, fue el hijo de una familia medio acaudalada que se dedicaba al comercio. Cuando San Pablo de la Cruz tenía 19 años, escuchó un sermón del párroco de su población natal que le cambió el modo de ver la vida, instándolo a llevar una vida sin vicios, con base en la oración diaria y la penitencia.
Lo que se cuenta es que San Pablo de la Cruz tuvo una visión mística en la que se le apareció la Madre de Jesús, dándole a conocer el hábito negro y las ventajas de una vida contemplativa, junto a la congregación de los Pasionistas, la cual fundó, inspirada en la pasión, muerte y resurrección de Jesús. San Pablo de la Cruz le contó sus visiones a su confesor, Monseñor Gattinara, quien en aquel momento era el Obispo de Alejandría.
Una llamada del cielo
Al escucharlo, Monseñor Gattinara decidió vestirlo con el hábito negro en el año 1720, y comenzó a vivir en la ermita de San Esteban, la ciudad de Castellazzo, aunque otros historiadores dicen que en realidad fue en la Iglesia de los Santos Carlos y Ana.
Al ser ordenado, tomó el nombre de Pablo de la Cruz, y se juntó con su hermano, Juan Bautista de San Miguel, para viajar a Roma a sostener una entrevista con el papa Benedicto XIV, de quien lograron la aprobación de las reglas para su congregación a la cual llamaron la Congregación de la Pasión, conocida popularmente como los Pasionistas, dedicada a las labores de evangelización y a llevar una vida contemplativa.
San Pablo de la Cruz llegó a ser conocido como un ferviente amante de la Eucaristía, de la penitencia y del poder infatigable de la predicación y de la oración. Se despojó de su fama. Sus riquezas y su posición social, realizando una búsqueda espiritual parecida a la que pasó San Francisco de Asís, convirtiéndose en un pobre ciervo del Señor, inspirado por la visión que le dio la Santísima Virgen María.
Aunque la figura de San Pablo de la Cruz es muy importante, el 19 de octubre también se rinde honores a otros hombres y mujeres que con sus vidas ejemplares se convirtieron en los principales propagadores de la fe cristiana, entre los que podemos mencionar a:
San Antonio Daniel, San Aquilino de Evreux, San Asterio, mártir, San Canuto de Dinamarca, San Carlos Garnier, San Etbino de Bretaña, San Felipe Howard, Santa Frideswida de Oxford, San Gabriel Lalemant y copmpañeros, San Grato de Oloron, San Isaac Jogues, San Joel profeta, San Juan de Brébeuf y compañeros, San Juan de Brébeuf y compañeros mártires, San Nadal Chabanel, San Varo de Egipto, San Verano de Caivallon, Beata Inés de Jesús Galand y Beato Tomás Hélye.