La guerra de Ucrania no afecta de manera directa al aceite de oliva, pero sí la gran sequía que está consumiendo a los países productores de esta materia prima y los sobrecostes de producción. Durante este año, estos factores han afectado tanto al precio que se han vuelto a registrar precios que no se recordaban desde el año 2015. Ahora mismo, es muy complicado encontrar un litro de aceite en los supermercados por menos de cinco euros. El precio que se suele encontrar es el de seis o siete euros por litro y si tenemos suerte podemos encontrarlo un poco más baratos debido a alguna oferta o promoción.
¿Cómo afecta la guerra de Ucrania al aceite de oliva?
Desde que comenzó la guerra de Ucrania, el aceite de girasol se ha hecho tan escaso que han subido los precios de manera increíble. Es por eso que toda la demanda de aceites se desvió hacia otras grasas vegetales como es el caso del aceite de palma, soja, colza y oliva. Los precios de todos estos aceites comenzaron a subir como la pólvora y es por eso que ahora se encuentran tan caros en los supermercados.
Durante los meses de febrero y junio se mantuvieron con precios muy altos y todo apunta a que van a subir mucho más. La ONU fue capaz de establecer un pacto para desbloquear la iniciativa de Granos del Mar Negro lo que hizo que el precio de los aceites que estabilizaran menos el aceite de oliva. Después del mes de julio, los aceites bajaron un 35% de precio ya que la guerra pareció no afectar tanto a esos aceites, pero se quedó el efecto negativo de la sequía.
La sequía que asola a todo el territorio español
Desde hace años, el cambio climático se percibe cada día más. Los veranos cada vez son más calurosos y más largos llegando a tener días de mucho calor en octubre. Esto afecta gravemente a la producción de aceite de oliva ya que los olivos no son capaces de sustentarse con las lluvias. Gran parte de la producción de olivo se genera de esta manera y es por eso que está viéndose afectada la cosecha.
Extremadura es una de las regiones que se ha visto más afectada sin haber tenido casi lluvias durante todo el año 2022. Esto hace que la oliva esté seca durante los meses de verano y no sea buena para poder generar aceite. Las cooperativas ya indican que a corto plazo el precio del aceite de oliva irá en aumento.
Es el olivar tradicional de secano el que está sufriendo más la sequía siendo una cosecha muy corta. Hablamos de que es inferior al millón de toneladas. Esto supone entre un 30% y un 40% menos de cosecha que la del año pasado. Además, otro factor que se ve afectado por la sequía es el núcleo familiar que suele llevar los olivares y cada vez reciben menos sustento de las tierras. Por otra parte, están los sobrecostes que actualmente superan alrededor del 40% en la fase de producción y también llegan a afectar al sector de la industria y de la distribución.
La energía afecta al precio del olivar
El precio de la energía también está haciendo que el aceite de oliva salga más caro y es que el plástico está subiendo junto con el cartón y las etiquetas. Al final, todo lo que se necesita para hacer un litro de aceite está subiendo de precio por lo que el producto final también sale más caro. El consumidor lo nota con años anteriores y comienza a quejarse, pero los productores de aceite no pueden hacer nada si no reducen el costo de los materiales utilizados en los envases.
Sin embargo, los consumidores están al tanto de la información con respecto a la salud y saben que consumir aceite de oliva virgen extra es lo mejor que pueden hacer. Es por eso que el consumo mundial de aceite de oliva se mantiene estable aunque el precio cada día esté más caro. Lo que se conoce es que las cosechas cortas en la zona del Mediterráneo reducirán un 11% la disponibilidad del aceite de oliva en el mercado global. Se conoce que actualmente hay alrededor de medio millón de toneladas de aceite de oliva acumuladas por parte de las almazaras y las cooperativas.
Con esta cantidad, se asegura la existencia de este aceite para que no falte antes de que se encuentre disponible para el año 2022 y 2023. De momento, se planea que haya aceite de oliva suficiente para hacer frente al consumo nacional y la exportación. Lo que más preocupa en este momento es el precio al que lo tendrán que vender y exportar.
De momento, el aceite de oliva virgen extra, virgen y lampante ronda los 4 euros por kilo en almazara. No obstante, hay que prepararse para el futuro ya que podría seguir aumentando hasta llegar a superar la cifra histórica de 4,20 euros que es la que se registró en el año 2015.